Cada 12 de octubre, el santoral de la Iglesia Católica celebra a Nuestra Señora del Pilar, una de las advocaciones marianas más antiguas y queridas por los fieles.
Nuestra Señora del Pilar es mucho más que una figura religiosa: representa una de las bases espirituales más sólidas del catolicismo en España y Latinoamérica. Su conmemoración, fijada cada 12 de octubre, coincide con una de las fechas más importantes del calendario litúrgico y civil.
Según una antigua tradición documentada por San Gregorio Magno en el siglo XIII, pero con raíces aún más antiguas, se cree que en el año 40 d.C., el apóstol Santiago el Mayor llegó a la península Ibérica para anunciar el mensaje del Evangelio. Allí, en la región que hoy conocemos como Zaragoza, se le apareció la Virgen María mientras aún vivía, un hecho excepcional en la historia de las apariciones marianas.
De pie sobre un pilar de jaspe, María le pidió a Santiago que construyera un templo en su honor en ese mismo lugar. La visión lo impulsó a levantar una pequeña ermita a orillas del río Ebro, que más tarde se convertiría en el Santuario del Pilar, considerado el primer templo mariano del cristianismo.

LA DEVOCIÓN QUE CRECIÓ CON LOS SIGLOS
Con el paso del tiempo, la fe en la Virgen del Pilar se extendió más allá de Zaragoza, convirtiéndose en símbolo de unión espiritual para muchos creyentes. Su influencia fue tal que en 1730 el Papa Clemente XII declaró oficialmente el 12 de octubre como día festivo en su honor.
Además de su significado religioso, esta advocación ha sido adoptada también como patrona de la Guardia Civil en España y se ha convertido en emblema de identidad nacional y cultural.
PATRONA DE LA HISPANIDAD
Desde el siglo XVI, cuando los primeros misioneros españoles cruzaron el océano para llevar el mensaje cristiano a América, la figura de la Virgen María ha estado presente como guía espiritual. En particular, la advocación de la Virgen del Pilar se convirtió en símbolo de protección para aquellos que emprendieron la ardua tarea de evangelizar un continente entero.
En 1984, en el marco de la preparación para los 500 años de evangelización en América, el Papa San Juan Pablo II la declaró oficialmente a la Virgen del Pilar como “Patrona de la Hispanidad”, reconociendo así su profunda conexión con la historia y la fe de los pueblos iberoamericanos.