
Pagó 300 dólares por una torta de bodas que tuviera dos pavorreales y un rastro de pastelillos de chocolate; sin embargo, recibió un pastel con un ave retorcida con lepra y, para colmo, al momento de tenerlo en sus manos, la cabeza del "pavo" se desprendió, como ella lo describió a medios locales.
Nada por lo que había pagado correspondió a lo pedido, pues el supuesto fondant (pasta comestible) resultó crema de mantequilla, refiere la desconsolada novia.
De inmediato se comunicó con la pastelería y exigió un reembolso, mismo que le fue entregado.
El establecimiento cerró, pero Rena señala que le devolvió el dinero por lo viral de la publicación.
La pastelería, que había estado trabajando por cinco años, cerró desde entonces.