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Casi un mes sin saber de Yolanda, su hija desaparecida en NL

Desde el 31 de marzo, Gerardo Martínez la espera; salió por una solicitud de empleo; la Fiscalía de Nuevo León dice que se fue por voluntad propia

Casi un mes sin saber de Yolanda, su hija desaparecida en NL

Desde antes de la desaparición de Debanhi Escobar, de Yolanda Martínez no se sabía nada; lo último que se conoció fue que había salido por una solicitud de empleo en la Zona Metropolitana de Monterrey, Nuevo León; su padre Gerardo Martínez la sigue buscando sin ayuda, pues la Fiscalía General de Justicia del Estado (FGJE), asevera que la joven se fue por su propia voluntad.

El otrora hombre fuerte, que ahora rompe fácilmente en llanto al recordar a su hija, madre de una pequeña, y que son los peores días de su vida.

Durante una entrevista con un medio internacional, el señor refiere que “aquí encerrado no se acuerdan de mí, se les olvida mi caso, yo no quiero que se les olvide, prefiero que digan ahí va el señor otra vez, ahí va otra vez en la calle”.

Yolanda Martínez es una joven mujer de 26 años de edad, quien desapareció el 31 de marzo a las 11:30 horas, cuando salió a entregar una solicitud de empleo en San Nicolás de los Garza, a aproximadamente 30 kilómetros de su casa.

Sin embargo, luego de reportar su desaparición, la respuesta que don Gerardo recibió de la Fiscalía fue que la joven se fue de forma voluntaria, por lo que no ha hecho ningún rastreo en la zona para dar con su paradero.

No obstante, al señor le resulta increíble, como impensable la resolución de la FGJE, aún con las 26 jornadas de búsqueda, sin resultados de ninguna naturaleza; sin embargo, sigue llamando temprano cada día, por si mañana, quizás, ya no le salta el buzón.

De acuerdo con el afligido señor, Yolanda se había mudado a con él debido a que los horarios de su último empleo le impedían atender a su hijita de tres años, Fernanda.

Tres días antes de su desaparición, acudió a casa del padre de la menor, con quien comparte custodia, a fin de estar más cerca de la pequeña, tiempo en que don Gerardo se mantuvo en contacto con ella.

Sin embargo, para el 31, a las 13:00 horas, el celular de su hija estaba apagado, y pensó que se había quedado sin batería. Volvió a marcar horas después y nada, sin señal.

Fue entonces que fue presa de la preocupación, por lo que le mandó un WhatsApp preguntándole qué pasaba, pero no contestó.

Pensó que al día siguiente le llamaría, pero no fue así; y entonces buscó a familiares y amistades de "Yola", como le dice de cariño a su hija, pero nadie sabía de ella.

El 4 de abril él y su hijo, de nombre Gerardo, interpusieron formal denuncia por la desaparición de Yolanda, ya que el servicio en internet no opera los fines de semana.

Y entonces los oficiales le dijeron que se fuera a casa y esperara, porque iría un grupo de búsqueda ponerse montar una estrategia, de la que pensó "qué bueno, en nada mi hija está aquí otra vez”.

Pero nadie llegó; teléfono a mano y nadie llamó. Así un día tras otro, y nadie hizo el mínimo intento por acudir.

“Pensé que no hizo efecto mi denuncia o que se les olvidó, así que volví a llamar y me dijeron que siguiera en mi casa, que me fuera a trabajar, que yo ya había puesto la denuncia, que esperara. Y yo esperé, pero pasó toda una semana y ni el grupo venía, ni mi hija regresaba”.

Entonces se enfrascó en una búsqueda personal, repartiendo carteles para dar con su adorada hija; y sin ayuda oficial, encontraron videos de calles aledañas de donde salió su hija aquel 31 de marzo, por lo que saben que antes de las 10:30 fue a un ciber a imprimir una solicitud de empleo, donde estuvo una hora en la casa y volvió a salir. Se despidió de su abuela, y a las 11:27 una cámara la grabó caminando sobre la calle Ismael Pintado hacia la avenida Conductores. Fue lo último que vio de su hija.

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Desde entonces, Don Gerardo dice que a su hija se la "se la tragó la tierra, ahí me la levantaron, me la desaparecieron, y yo siento que ya no está, ¿por qué? Porque son muchos días. Yo pensaba encontrarla inmediatamente, pero no lo logré. Ya vamos para un mes y están apareciendo personas que estaban desaparecidas sin vida. Y cada vez que dicen ‘un cuerpo encontrado’, todos los padres que andamos en la búsqueda quisiéramos que no fuera ninguna, pero tiene que ser una. Ha pasado con Debanhi y María Fernanda: no las buscaron a tiempo”, dice el señor Martínez.

Y aunque ha hecho todas las posibles combinaciones de trayectos que pudo tomar Yolanda, cronometrado tiempos, todo, cree que está cerca del sitio donde fue vista por última vez, en San Nicolás de los Garza, donde también se localiza por última vez su teléfono móvil.

Por ello, y ante la indiferencia oficial de una Fiscalía que sostiene su versión de que "Yola" se fue por voluntad propia, el hombre solicita la ayuda de los vecinos, por si alguno cuenta con cámaras para que le proporcionen videos y saber qué más pudieron captar.

Y aunque dice que la FGJE sí le “está poniendo atención”, pues lo han llevado a practicarse estudios de ADN, a reconocer cuerpos, y que los agentes han entrevistado dos o tres veces a todos los familiares y han revisado alguna de las cámaras que él localiza durante sus búsquedas, nada ha redituado frutos.

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Todo el despliegue mediático por la desaparición de Debanhi, con la intervención del gobernador de Nuevo León, Samuel García, contrasta duramente con el caso de su hija, quien tenía ocho días desaparecida.

“Con lo de Debanhi allá andaban toda la comitiva y yo estaba solo. Entonces, yo pensé: ‘Qué bueno que busquen a esta niña, porque a lo mejor está en el mismo lado que mi hija y aparecen todas”, dice. Todavía le duele el hallazgo del cadáver de Escobar en la cisterna del motel Nueva Castilla, en una investigación que pese a la visibilidad estuvo plagada de irregularidades. Y apunta hundido: “Yo aquí estoy solo y checando y avanzando pero siempre esperando que la Fiscalía me resuelva mi caso. Lo único que quiero es verla y que regrese, que me la encuentren. Porque yo solo no puedo hacerlo, es mucha ciudad para mí solo”.

Aunque la Fiscalía no le ha respondido como el caso lo amerita, sus familiares, vecinos y grupos de búsqueda son quienes le han respondido, lo que le da cierta tranquilidad, pero no es suficiente, pues Yolanda sigue sin aparecer y no quiere que pase más tiempo.

"No quiero que pase mucho tiempo y que no me alcance la vida para encontrarla, y yo quiero irme el día que la encuentre, porque si no, ¿cómo me voy? ¿Quién la va a buscar después? Nadie”, señala.

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