Por: Eduardo Sánchez
En verdad preocupante la ola de violencia vivida durante las últimas horas en la entidad.Es tiempo de decir ya basta. Pero en los hechos, no de los dientes hacia afuera.
A cada quien nos corresponde una manera de luchar para que Sonora alcance la paz.
A los gobernantes, trabajar en serio para encontrar a los que provocan este problema.
Pero no con anuncios cada que se reúne el Comité por la Paz, o algo así se llama, sino con verdaderos golpes certeros que permitan ver en las celdas a los peces grandes no a los charales.
Es válido sumarse a quienes desde las redes sociales piden a los que siempre convocan a marchas para defender sus intereses pero cuando se trata del interés colectivo se quedan callados y prefieren actuar como el avestruz.
Es el caso del No al Novillo, sostienen. Ninguno de sus integrantes ha salido a convocar para luchar todos por la paz y tranquilidad. Los liderazgos que vociferaban por el “robo del agua” están apagados y las muertes siguen inundando de sangre las calles y de luto a las familias.
Aquí se ha sabido de que algunos organismos intermedios, como Cámara de Comercio y la de la Industria de la Transformación, han comenzado a realizar algunos esfuerzos por tratar de que las autoridades los apoyen en la reducción de los niveles de robos, sobre todo.
Pero son esfuerzos aislados que no han involucrado al grueso de la población. Y lo que más se necesita hoy es que cada ciudadano se convierta en un promotor de la paz, pues la fuerza de una lucha de este tamaño es lo que permitirá resultados.
Se requiere sensibilizar a cada joven, a cada padre, a cada madre, de la importancia de poder salir a las calles con tranquilidad, sin pensar en que una bala perdida pueda tocarnos.
Aunque es de San Ignacio Río Muerto, un amigo que se la da de poeta nos regala estas estrofas que bien describen la situación regional. Leamos a Óscar Javier Lugo:
Cajeme huele a pólvora
Hay muertos cada hora
Hay miedo en el ambiente
Y miedo en la gente
Hay balaceras a diario
No hay ni dónde esconderte
Qué inteligentes los sicarios
Muy truchas para esconderse
Los muertos son bien custodiados
20 patrullas y muchos soldados,
Mientras los matones
Libres por todos lados
¿Qué está pasando
que no disminuye la violencia?
El crimen les está ganando
Con mucha más inteligencia.
Cajeme huele a muerte
Los ciudadanos temerosos
Dejados a su suerte
Salen a trabajar nerviosos
No saben qué pasará
Si a sus casas sanas y salvas volverán
Hasta cuándo esto durará
Hasta cuándo terminará
Esta condenada inseguridad
Y todo por decir
Cajeme es el mejor lugar para vivir
Se llenó de malvivientes
Y ahora Cajeme, el más seguro para morir
Las funerarias llenas de clientes
Los ciudadanos llenos de dolor
Asesinan en las calles a plena luz
Sin ningún pudor
¿Hasta cuándo, nos preguntamos,
seremos felices de nuevo?
Y sin esta pesadilla levantarnos
Hasta cuándo… viviremos sin miedo a morir
Hasta cuándo viviremos de nuevo
Nuestra propia vida
Hasta cuándo ya no tendremos miedo
De toparnos con una bala perdida…!
francisco@diariodelyaqui.mx