Y no aprende Adelfo
Alguien tiene que decirle al Director General del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI)
Adelfo Regino Montes, que debe aprender a conocer más la historia de la Tribu Yaqui.
Y es que el funcionario federal ha convocado a todos los miembros de los ocho pueblos para que este sábado y domingo acudan a Vícam Pueblo para el “proceso de consulta previa, libre e informada, para la construcción del acueducto yaqui”.
Por principio de cuentas, habrá que informarle que legalmente ese proceso no tendrá validez alguna. Y no porque lo diga este “aplastateclas” sino porque cualquier firma que estampen las autoridades tradicionales o los acuerdos que ya traigan consigo los funcionarios, no tienen valor.
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Pero no porque se les minimice su autoridad sino porque en tiempos de Cuaresma las autoridades tradicionales no tienen el mando sino que es la Santa Iglesia la que está a cargo de las decisiones por ser una época sagrada para los indígenas.
Las autoridades tradicionales de la Tribu Yaqui, aseguran los protocolos ancestrales, desde la entrada de la Cuaresma carecen de toda autoridad política, jurídica y social, hasta la conclusión de la misma, por lo que no tienen la facultad para acordar, suscribir, hacer convenios, autorizar o comparecer ante instituciones federales, estatales y municipales.
“De lo contrario, estarían violentando las leyes internas por las que asumieron el poder y rompiendo los protocolos propios de la Santa Cuaresma, pues aun cuando tengan el visto bueno de la Costumbre Ya'ura, no les faculta ejercer su poder cuando las varas de mando están cesadas por la época religiosa más importante”, se comenta.
Además, de acuerdo con yaquis consultados, una consulta a la Tribu Yaqui no es a través de una reunión, sino que las autoridades federales deben acudir pueblo por pueblo a preguntar.
Estoy convencido de que ninguno de los yaquis habrá de decir que no a un acueducto que les proporcionará, al fin, agua potable, pero el gobierno yori debe tomar en cuenta los usos y costumbres en la toma de este tipo de decisiones.
Regino Montes, de origen mixe pues nació en la comunidad de Tlahuitoltepec, Oaxaca, debe conocer a estas alturas de su función muchas de las leyes de los indígenas sonorenses, sobre todo los yaquis que son los más representativos de la historia de esta región.
Si en verdad el proyecto del acueducto Yaqui requerirá para su operación diversos permisos, autorizaciones, concesiones o títulos sobre derechos de agua para nueve millones de metros cúbicos, pues no será con reuniones de esta naturaleza como se los harán válidos.
Como todo mundo sabe, el 27 de octubre de 2020 se publicó el Decreto para crear la Comisión Presidencial de Justicia para el Pueblo Yaqui, entre cuyos objetivos está precisamente la construcción de un acueducto para brindar agua potable a las comunidades indígenas.
Con una longitud de 158 kilómetros, el ducto partirá de las inmediaciones de la presa Álvaro Obregón hasta Las Guásimas y en su recorrido irá dejando el líquido previamente tratado en una planta potabilizadora.
Es, sin duda, una obra de gran calado para los indígenas porque por años se les ha obligado prácticamente a consumir agua de mala calidad, contaminada, mientras que por su territorio pasa el llamado acueducto Yaqui-Guaymas que, por cierto, al tomarse el líquido de una batería de pozos, ya ha dejado el subsuelo agotado y por lo mismo la flora y fauna de diversos pueblos se ha ido muriendo.
Es urgente conocer el Manifiesto de Impacto Ambiental del nuevo acueducto a fin de que no suceda lo mismo que con el construido durante el gobierno de Rodolfo Félix Valdés, por el cual por cierto se acordó entregar a la Tribu Yaqui el 10% de los ingresos de la caseta de cobro de Esperanza y es hora de que no reciben un solo peso. Pero esa es otra historia.
Ojalá y Regino Montes analice bien lo que van a hacer, no sea que otro amparo les “tumbe” lo que hasta hoy han logrado con lo del acueducto.
Y digan que se los dijo un loco.
Comentarios: franciscogonzalez.bolon@gmail.com