¡Ha graduarnos!

Los patios de nuestro querido sur de Sonora se transforman en un mosaico de birretes que pintan el cielo

¡Ha graduarnos!

Tiempo de graduaciones, tiempo de cosechas de Mamá y Papá. Con el redoble aún fresco de las bandas escolares, los patios de nuestro querido sur de Sonora se transforman en un mosaico de birretes que pintan el cielo, abrazos que apagan nervios y cámaras que capturan instantes destinados a convertirse en reliquias familiares. Este ritual —aparentemente breve— se siente colosal para quienes han regado con desvelos cada cuaderno y han abonado con fe cada examen. Desde mi trinchera de padre y mentor en el que hay muchas experiencias, he comprobado que las ceremonias de fin de cursos son mucho más que un "hasta luego" académico: son semilleros de buena ciudadanía. Allí, entre aplausos y nombres llamados al micrófono, germina la noción de responsabilidad colectiva; se entiende que el aprendizaje no termina con un diploma, sino que se expande hacia la calle, el barrio y el Municipio. Es el momento perfecto para que madres, padres y maestros cosechen el orgullo y, de paso, siembren en cada graduado el compromiso de retribuir a la comunidad que lo vio crecer.

LOS PEQUEÑOS QUE SE GRADÚA DEL KÍNDER, LA PRIMERA SEMILLA

Tiene apenas cinco años y sostiene su diploma como si fuera un trofeo olímpico; la bata le queda grande, pero la sonrisa le ajusta perfecto. Ignora aún la aritmética de los impuestos o la gramática del civismo adulto, pero domina el abecé del afecto, el juego sin trampas y la regla de oro: respetar al otro. Esa pequeña ciudadanía germina sólo si la regamos fuera del aula—en la mesa familiar, en la fila del Oxxo, en el columpio oxidado del parque. Recuerdo que, en Urbi Villa del Rey, la directora del jardín de niños lanzó brigadas de buenos modales: los pequeños entregaban calcomanías de "gracias" y "por favor" a quienes los rodeaban. En semanas, los propios comerciantes ponían letreros con esas palabras mágicas. Acción inmediata: cuando veas a un graduado de preescolar, inclínate a su altura y dile: "¡Bienvenido, ya eres parte activa de nuestra comunidad!". Esa frase es abono puro para la próxima cosecha ciudadana.

DE LA PRIMARIA A LA SECUNDARIA: EL CIUDADANO CURIOSO

Con el diploma de sexto aún caliente, el recién egresado se topa con su primer gran cruce de caminos: ¿la secundaria pública del barrio, la técnica con talleres de robótica o aquella particular que admira desde los folletos? Esa decisión, más que académica, es un ejercicio cívico temprano: elegir dónde crecer, dónde aportar, con quién tejer redes de amistad y servicio. En Cajeme operan más de 145 secundarias (INEE, 2024); cada una es un ecosistema distinto. Carolina, vecina de Villa Bonita, descubrió su vocación literaria gracias a los círculos de lectura vacacionales que la biblioteca móvil del psicólogo Francisco Aarón Muñoz instala cada verano. Esa experiencia la llevó a organizar trueques de cuadernos y campañas de reciclaje con sus compañeros cuando inició clases. Acción para el lector: acompaña a un adolescente a inscribirse en una actividad veraniega —taller de ciencia, huerto urbano, deporte comunitario— que fortalezca valores como la solidaridad y el esfuerzo.

EL QUE EGRESA DE LA PREPA O UNIVERSIDAD: SEMBRANDO ARRAIGO

Cuando un joven de Cajeme se despoja de la toga, enfoca su brújula en dos direcciones: las oportunidades profesionales que se abren frente a él y las raíces que, bajo sus pies, le susurran pertenencia. El dilema de quedarse o partir es real—cada año, miles de talentos locales miran hacia Hermosillo, Monterrey o Phoenix—, pero la balanza empieza a inclinarse a favor del terruño. Hoy 61 % de la población mexicana considera el emprendimiento una opción de carrera deseable (Conecta) y, lo mejor, esa vocación ya encuentra tierra fértil aquí: la Expo PyME Universitaria 2024 capacitó a más de 2 mil 400 estudiantes y microempresarios en siete municipios, incluido Cajeme (sonora.gob.mx).

El mensaje es potente: sembrar arraigo no significa frenar la ambición, sino convertirla en palanca de desarrollo local. Ejemplos sobran. ***Café de Barrio*** nació como tesis en La Salle; hoy emplea a doce jóvenes y ofrece talleres gratuitos de habilidades digitales. ****BioYaqui****, incubada en el Itson, exporta biofertilizantes y comparte su modelo con agricultores de Bácum. Y el ecosistema necesita más savia: Sonora cuenta con 133 972 establecimientos que dan trabajo formal a 955 515 personas (INFOSON), un bosque empresarial que se mantiene vivo sólo si cada nueva generación echa raíces aquí.

Acción para el lector: invita a un recién graduado a recorrer una causa comunitaria —desde un comedor social hasta un huerto urbano— y preséntale al menos a un mentor que impulse sus primeros pasos emprendedores. El arraigo se cultiva con proyectos que generen orgullo y prosperidad, justo donde nacen los sueños.

MINIRRETO DE LA SEMANA

Escribe el nombre de tres personas graduadas en tu familia y compárteles una acción para mejorar su colonia.

Cada generación tiene su cosecha. Y detrás de cada alumno con birrete, hay mamás, papás y maestros que sembraron valores, que ahora florecen en forma de pequeños actos ciudadanos. Gradúate tú también: conviértete en el ciudadano que tu comunidad necesita.

NotasE@corporativoimpulso.com.mx

Ciudadano, conferencista, desarrollador de emprendedores y consejero empresarial