Además de la preocupación por la salud de sus internos, los familiares deben lidiar con la intranquilidad de ser molestados por personas en condición de calles como algunos drogadictos que pasan por el lugar y rondan a ciertas horas de la tarde.
En el caso de un joven procedente de Vícam, quien junto a su esposa están al pendiente de la salud de su suegra, comenta que a cierta hora se resguardan en las inmediaciones del lugar.
"Mejor me voy para adentro porque afuera está peligroso andan muchos malandrines por estos lados; como se pone muy oscuro en la noche a una señora que estaba acostada le intentaron quitar la bolsa y reaccionó y se quitó".
Los familiares de internos solicitaron a las autoridades incrementar la presencia de guardias en el exterior a fin de salvaguardar la vida de los que acuden por salud, pero también para quienes ahí trabajan.
Es el caso de doña Socorro, quien desde el pasado 31 de diciembre permanece junto a su esposo en la banqueta del lugar a la espera de noticias de su ser querido.
"Aquí andan como que no duermen, andan checando a que se duerma uno para arrebatar bolsas o algo que tengamos mal puesto como zapatos y celular, a mí no me ha pasado ningún incidente, porque duermo arriba de mis cosas; tenemos que medio dormir", dijo.
"A parte de que piden dinero en ocasiones hasta la comida que uno trae para calmar el hambre, nos la quieren quitar; me tocó que salió un interno y pasó y agarró una chamarra que estaba encima de una maleta, se la puso y corrió".
