El niño carpintero

La madera, clavos, martillo y serrucho son los juguetes que "Ramoncito" emplea para ser feliz, debido a que creció envuelto en el ambiente de la carpintería.


Por: Oviel Sosa

Ramón Alfredo Fierro Yocupicio, cuenta con 11 años de edad, habita una vivienda que se localiza por la calle Guadalajara, entre Ciudad Victoria y Paseo Miravalle, en la colonia Sóstenes Valenzuela Miller, al sur de la ciudad que se conoce de manera popular como 410.



El infante vive con su abuelita, la señora Magdalena Yocupicio. Su papá es el señor Ramón Alfredo Fierro y tiene tres hermanos. "Ramoncito" el más chico de la familia y el único que siguió los pasos de su progenitor, al heredar el gusto por dicho oficio.



Al ver a su padre trabajar la madera y transformarla, sintió una atracción y comenzó a experimentar una fijación especial por la carpintería.



"A mí papá le agarraba los clavos y segueta para jugar con ellos", comentó.



El padre de "Ramoncito", al observar el aprecio que tenía su hijo por tal actividad, lo empezó a involucrar en tareas sencillas.



A la edad de 8 años el menor elaboró su primer trabajo, siendo este una sillita y una mesita, algo que representó un gran orgullo para él, y lo cual lo motivó a seguir aprendiendo.



El infante sueña con tener un taller cuando sea grande para poder fabricar muchas sillas, mesas y cosas que le pida la gente.



"Me gustaría tener un taller con muchos serruchos eléctricos para cortar barrotes y ganar dinero", expresó.



Al concluir su jornada de estudiante en la Escuela Primaria Humberto Ochoa, donde cursa el sexto grado bajo la tutela del profesor Pedro Corral Ibarra, "Ramoncito" se emplea en su casa para hacer trabajos de carpintería.



Al enterarse la directora de mencionada institución del talento que posee "Ramoncito", le consiguió madera para que hiciera sillitas y estas emplearlas en un área de lectura para los alumnos.



"La actividad que está haciendo con nosotros es formar la biblioteca, aquí afuera de dirección donde cada recreo va estar esa biblioteca con sillitas exclusivas para niños lectores y niñas lectoras", indicó Librada Amada Acuña Valenzuela.



Agregó que las sillitas que hizo "Ramoncito" se le pagaron para incentivarlo a seguir aportando y aplaudió la labor que está haciendo de ayudar a su padre en la carpintería y sobre todo interesarse en actividades que no sea el uso del celular, la Tablet o televisión.



Las sillitas que realiza las vende en 50 pesos y del dinero que obtiene ayuda a su familia, por lo que "Ramoncito" representa un niño que traza su futuro a base de esfuerzo, dedicación y amor por la carpintería.