La conmemoración del Día de Muertos, este gesto se convierte en un puente entre la vida y la memoria
Por: César Leyva
¿Alguna vez has experimentado tranquilidad después de visitar a un ser querido en el panteón?, hay personas para las que este acto se vuelve necesario y hasta les trae un poco de tranquilidad tras la pérdida de alguien muy amado.
Y es que visitar muertos en panteones va más allá de la tradición mexicana y representa un acto terapéutico que acompaña el proceso de duelo y la reconciliación emocional ante la pérdida.
En la conmemoración del Día de Muertos, este gesto se convierte en un puente entre la vida y la memoria, una forma simbólica de mantener vivo el lazo afectivo con quienes ya no están físicamente, pero siguen presentes en el corazón.
LA IMPORTANCIA DE LOS RITUALES FUNERARIOS
De acuerdo con diversas investigaciones psicológicas y antropológicas, los rituales funerarios y las visitas a los cementerios contribuyen a la aceptación de la pérdida, ayudando a transformar el dolor en un recuerdo significativo.
Un estudio publicado por "Frontiers in Psychology" explica que los rituales de despedida y conmemoración fortalecen los llamados "vínculos continuos", una forma saludable de mantener conexión con el ser querido fallecido sin negar la realidad de su ausencia.
Investigaciones en Japón señalan que las personas que visitan regularmente las tumbas de sus familiares experimentan menor apatía y mayor bienestar emocional, lo que refuerza la idea de que este acto tiene beneficios psicológicos tangibles.
BENEFICIOS DE ACUDIR A PANTEONES PARA LA SALUD MENTAL
En México, la muerte se celebra con flores, velas y ofrendas, y por lo tanto acudir al panteón es también una oportunidad para expresar emociones que a menudo se reprimen como tristeza, nostalgia, culpa o incluso amor.
Frente a la tumba, el doliente puede hablar, llorar, recordar o simplemente permanecer en silencio; cada gesto se convierte en una forma de liberar el dolor y avanzar en el proceso de aceptación. Este encuentro íntimo con la memoria permite dar sentido a la pérdida y encontrar paz interior.
Expertos señalan que visitar a los difuntos no significa vivir anclado en el pasado, sino aprender a convivir con la ausencia desde la gratitud.
En el silencio del panteón, entre flores y recuerdos, muchas personas encuentran consuelo, fuerza y un motivo para seguir adelante, reafirmando que el amor, aun después de la muerte, puede seguir siendo una fuente de vida y sanación.