Aunque este proceso es natural, existen métodos sencillos para mantenerlos como nuevos por más tiempo
Por: César Leyva
Con el paso del tiempo, es común que los electrodomésticos blancos pierdan su tono brillante y empiecen a lucir amarillentos.
Este cambio suele deberse a la exposición constante a la luz solar, al calor, al vapor de la cocina o al simple envejecimiento del material plástico. En muchos casos, el culpable es el plástico ABS, utilizado en carcasas y paneles, que se oxida lentamente al contacto con los rayos ultravioleta y con ciertas sustancias químicas del ambiente.
Aunque este proceso es natural, existen métodos sencillos para devolverles su color original y mantenerlos como nuevos por más tiempo.
ASÍ PUEDES VOLVER A BLANQUEAR ELECTRODOMÉSTICOS
Una de las soluciones más efectivas y seguras consiste en limpiar las superficies con una pasta de bicarbonato de sodio y agua. Al aplicarla sobre las zonas amarillentas y dejarla actuar unos minutos antes de enjuagar, el material recupera parte de su blancura sin riesgo de daño.
Si el amarilleo es más profundo, el vinagre blanco también resulta útil. En este caso basta con mezclarlo con agua a partes iguales, frotar suavemente con un paño y enjuagar.
En casos más severos, el peróxido de hidrógeno (mejor conocido como agua oxigenada) puede ofrecer resultados más blancos, aunque debe aplicarse con precaución y siempre con guantes, especialmente si se trata de una concentración alta.
EVITA QUE LOS APARATOS SE VUELVAN AMARILLOS
Además de la limpieza frecuente, la prevención es clave. Colocar los electrodomésticos lejos de la luz solar directa, limpiar regularmente para evitar acumulación de grasa o humo, y no usar productos de limpieza abrasivos prolongará la vida estética de los equipos.
En cocinas pequeñas, una buena ventilación y una rutina de mantenimiento semanal ayudan a evitar que los plásticos vuelvan a oxidarse.
En algunos casos de amarilleo son irreversibles, la mayoría puede revertirse con paciencia y constancia. Recuperar el color original no solo mejora la apariencia del hogar, sino que también da una sensación de limpieza y cuidado.
Con simples ingredientes que probablemente ya tienes en casa, tus electrodomésticos pueden volver a lucir tan blancos como el primer día.