Santoral de hoy, 9 de diciembre: San Juan Diego, el humilde mensajero que llevó al mundo la voz de la Virgen de Guadalupe

Este día, la Iglesia Católica recuerda a este santo, cuya fe dio origen a uno de los acontecimientos marianos más queridos de América

Por: Ofelia Fierros

A pocos días de la gran celebración guadalupana, el santoral católico dedica el 9 de diciembre a San Juan Diego Cuauhtlatoatzin, el vidente elegido para transmitir el mensaje de la Virgen de Guadalupe. En su sencilla tilma quedó grabada para siempre la imagen que cambiaría la historia espiritual de México y de América.

Durante su canonización en 2002, San Juan Pablo II lo llamó con cariño "el águila que habla", evocando el significado de su nombre indígena y su papel como puente entre la fe naciente y los pueblos originarios. El Papa destacó en él la pureza del corazón capaz de reconocer la voz de la Madre de Dios y seguirla sin reservas.

UN FRUTO TEMPRANO DE LA EVANGELIZACIÓN EN TIERRAS AMERICANAS

Juan Diego nació en 1474 en Cuautitlán, dentro del antiguo dominio de Texcoco. Su vida transcurrió entre tradiciones indígenas hasta que, ya adulto, conoció la fe cristiana gracias a los franciscanos que llegaron en 1524. Junto con su esposa, María Lucía, recibió el bautismo y abrazó con devoción su nueva fe, aunque pronto enviudó.

Este camino espiritual fue preparándolo, sin saberlo, para una misión extraordinaria.

San Juan Diego. Foto: ACI PRENSA.

EL ENCUENTRO QUE TRANSFORMÓ AL CONTINENTE

El amanecer del 9 de diciembre de 1531 marcó el inicio de un acontecimiento histórico: al pasar por el cerro del Tepeyac, Juan Diego fue sorprendido por la presencia luminosa de la Virgen María, quien se presentó como la Madre del verdadero Dios. Le pidió acudir con el obispo Juan de Zumárraga para solicitar una iglesia en ese lugar.

El obispo, desconfiado al principio, pidió una señal. Y aquella señal llegó de la manera más inesperada.

FLORES EN INVIERNO Y UNA IMAGEN ETERNA

El 12 de diciembre, la Virgen volvió a aparecerse y consoló a Juan Diego, que se encontraba preocupado por la enfermedad de su tío. Ella le pidió subir a la cima árida del Tepeyac, donde milagrosamente halló flores frescas en pleno invierno. Las tomó y las guardó en su tilma para llevarlas al obispo.

Cuando Juan Diego abrió el manto frente a Zumárraga, las flores cayeron al suelo y revelaron una imagen bellísima: una mujer de rostro sereno, tez morena y rasgos indígenas. Ese instante selló el inicio de la devoción guadalupana que desde entonces ha marcado el corazón espiritual de México.

EL PRIMER GUARDIÁN DEL SANTUARIO

Conmovido por el milagro, el obispo autorizó construir el templo solicitado por la Virgen. Juan Diego se convirtió en su primer custodio y vivió en una pequeña casa junto al santuario, recibiendo peregrinos, cuidando la capilla y dedicando su vida al servicio de la "Señora del Cielo". Murió en 1548, dejando tras de sí una fe que continúa viva en millones de corazones.

Fue beatificado por San Juan Pablo II en 1990 y canonizado doce años después. Su memoria se celebra cada 9 de diciembre.