Mejorar los hábitos alimenticios suele ser uno de los principales propósitos de Año Nuevo; conoce cuáles son los beneficios de este pequeño cambio
Por: Marcela Islas
Consumir regularmente refrescos y bebidas gasificadas con altos niveles de azúcar en México es un hábito que muchas personas tienen normalizado, sin embargo, puede representar un gran problema en la calidad de vida.
El consumo habitual de refrescos y bebidas azucaradas, tanto en sus versiones regulares como light, ha sido vinculado con diversos problemas de salud debido a su contenido elevado de azúcar o edulcorantes artificiales.
MÉXICO: UNO DE LOS PAÍSES QUE MÁS CONSUME REFRESCO
Según un boletín de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), México lideraba el consumo mundial de refrescos, destinando en promedio un 10 por ciento del ingreso familiar a estas bebidas.
Entre las principales afecciones relacionadas con el alto consumo de refrescos se encuentran la obesidad, diabetes tipo 2, derrames cerebrales, gota, asma, cáncer, enfermedades arteriales y óseas, problemas dentales, envejecimiento prematuro y adicción, según destacó la UNAM.
¿QUÉ PASA EN EL CUERPO CUANDO SE DEJA DE TOMAR REFRESCO?
Reducir el consumo de refresco tiene varios beneficios para la salud como los siguientes:
- Mejora en la regulación del hambre. Los edulcorantes artificiales en las versiones light pueden alterar la percepción de saciedad y estimular el apetito, dificultando la pérdida de peso o fomentando su ganancia.
- Reducción del envejecimiento celular. Un estudio en el American Journal of Public Health señala que las bebidas azucaradas pueden acelerar el acortamiento de los telómeros, relacionados con el envejecimiento y enfermedades crónicas como diabetes y afecciones cardiovasculares.
- Control del peso corporal. Aunque se perciben como alternativas para perder peso, las bebidas light pueden estimular la producción de insulina y favorecer la acumulación de grasa. Además, su consumo frecuente se asocia con un mayor riesgo de aumento de peso a largo plazo.
- Menor riesgo de enfermedades crónicas. El consumo excesivo de estas bebidas incrementa el riesgo de diabetes, enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer. El ácido fosfórico que contienen también puede comprometer la salud ósea.
- Mejora en la salud dental y digestiva. El ácido de los refrescos erosiona el esmalte dental, favoreciendo las caries y otros problemas bucales. Además, altera la microbiota intestinal, afectando la digestión.
- Incremento en los niveles de energía. Sustituir los refrescos por agua o alternativas naturales puede estabilizar los niveles de energía, evitando los altibajos asociados a la cafeína y el azúcar.
¿CÓMO DEJAR DE TOMAR REFRESCO?
Abandonar el hábito de consumir refrescos puede ser un reto inicial debido a síntomas como dolores de cabeza y ansiedad. No obstante, alternativas como beber agua natural o mineral, infusiones sin azúcar y mantener una dieta equilibrada pueden facilitar el proceso.
Cuando una persona deja de tomar refrescos y bebidas azucaradas no solo previene problemas de salud, sino que también mejora la calidad de vida, promoviendo un bienestar integral a largo plazo.