El santo patrono de los animales y la ecología es celebrado por la Iglesia cada 4 de octubre
Por: César Leyva
San Francisco de Asís es uno de los santos más queridos y venerados en la historia de la Iglesia y a quien se celebra este 4 de octubre, tuvo una vida, marcada por la pobreza, la oración y la entrega total a Dios.
Su fe estuvo profundamente unida a la Porciúncula, una pequeña capilla ubicada dentro de la actual Basílica de Santa María de los Ángeles, en Asís, Italia.
¿QUÉ ES LA PORCIÚNCULA Y POR QUÉ ES TAN IMPORTANTE?
El nombre "Porciúncula" significa "pequeña porción de tierra", un símbolo de la humildad y sencillez que caracterizaron la vida de San Francisco. Esta pequeña capilla fue reconstruida por él en el año 1208, tres años después de su conversión.
Aunque los benedictinos le ofrecieron regalarle el terreno, Francisco se negó a poseer nada. Finalmente, la orden accedió a cedérselo a cambio de una canasta de pescado al año.
En este lugar, Francisco encontró el entorno ideal para vivir su vocación en oración, contemplación y fraternidad. Aquí vivió, oró, fundó su comunidad, acogió a Santa Clara en su camino espiritual y, años después, murió el 3 de octubre de 1226.
LA PORCIÚNCULA Y EL PERDÓN DE ASÍS
Uno de los momentos más importantes de la historia de la Porciúncula ocurrió en 1216, cuando San Francisco, mientras oraba en la capilla, tuvo una visión de Jesús y la Virgen María rodeados de ángeles.
En esta experiencia mística, el Señor le concedió un don especial el de la indulgencia plenaria para quienes, arrepentidos y confesados, visitaran la capilla.
Este regalo espiritual se conoce como el "Perdón de Asís", y fue confirmado por el Papa Honorio III. Desde entonces, ha sido fuente de esperanza y reconciliación para millones de fieles en todo el mundo.
¿CÓMO ES LA PORCIÚNCULA HOY?
Aunque es una capilla pequeña y austera, la Porciúncula se encuentra protegida por la Basílica de Santa María de los Ángeles, construida por orden del Papa Pío V en 1568. En su interior, aún se conservan frescos del siglo XIV, como el de Cristo concediendo el Perdón de Asís, pintado por Hilario de Viterbo.
En el suelo de la capilla puede leerse la inscripción latina "Hic Locus Sanctus" (Este lugar es santo), y detrás de ella se encuentra el sitio exacto donde murió San Francisco, marcado por una pequeña capilla con reliquias como el cordón de su hábito.