¿Por qué no duermes bien? Descubre los secretos para un descanso reparador

Un descanso de calidad no solo depende de la cantidad de horas en la cama, sino también de los hábitos y el entorno que rodean este proceso

Por: Jhoanna Ontiveros Peraza

Dormir bien parece un lujo inalcanzable para millones de personas. Las jornadas laborales extensas, el estrés, los pendientes familiares y hasta ciertas enfermedades influyen en que cada noche se convierta en un reto para conciliar el sueño.

De acuerdo con especialistas, un descanso de calidad no solo depende de la cantidad de horas en la cama, sino también de los hábitos y el entorno que rodean este proceso.

FACTORES QUE AFECTAN EL SUEÑO

Las causas más frecuentes que alteran el descanso son:

  • Estrés y ansiedad, que impiden relajar la mente.
  • Malos hábitos, como horarios irregulares, cenas abundantes o el uso de pantallas antes de dormir.
  • Trastornos de salud mental, como la depresión.
  • Enfermedades y medicamentos que interfieren con el sueño.
  • Trastornos del sueño, entre ellos el insomnio o la apnea, que fragmentan el descanso.

SECRETOS PARA UN DESCANSO REPARADOR

Aunque no siempre es posible controlar todos los factores externos, sí se pueden adoptar rutinas que fomenten un sueño más reparador:

  • Mantener un horario fijo: Procurar dormir entre siete y ocho horas diarias y acuéstate siempre a la misma hora, incluso los fines de semana.
  • Cuidar lo que consumes: evitar comidas pesadas, cafeína, alcohol o nicotina antes de dormir.
  • Crear un ambiente adecuado: una habitación oscura, fresca y silenciosa favorece el descanso; también es útil reducir la exposición a pantallas.
  • Moderar las siestas: lo recomendable es que duren menos de una hora y nunca muy tarde en el día.
  • Incluir actividad física: el ejercicio regular ayuda a dormir mejor, siempre que no sea justo antes de acostarse.
  • Gestionar las preocupaciones: escribir pendientes, practicar técnicas de relajación o meditación puede ayudar a reducir la ansiedad nocturna.

Dormir bien no es un lujo, sino una necesidad vital para el cuerpo y la mente. Adoptar estos hábitos no solo contribuye a un descanso reparador, sino que también mejora la salud física, emocional y la calidad de vida en general.