¿Por qué la mayoría de los huracanes "más letales" tenían nombre de mujer y qué llevó al cambio?

Desde 1979, la Organización Meteorológica Mundial alterna nombres masculinos y femeninos para designar a estos fenómenos naturales

Por: Jhoanna Ontiveros Peraza

Durante décadas, los huracanes más devastadores fueron identificados con nombres femeninos: Patricia, Katrina, Audrey, Dolly o Hanna son solo algunos ejemplos que marcaron a la población por la magnitud de sus daños.

Sin embargo, detrás de esta práctica existe una historia de tradiciones, costumbres marítimas e incluso protestas feministas que obligaron a modificar el sistema de denominación.

¿POR QUÉ LA MAYORÍA DE LOS HURACANES "MÁS LETALES" TENÍAN NOMBRE DE MUJER?

Antes de la década de 1950, los huracanes solían ser bautizados con el nombre del santo correspondiente al día en que azotaban, como ocurrió con los huracanes Santa Ana (1825) y San Felipe (1928).

El cambio comenzó gracias al meteorólogo Clement Wragge, a finales del siglo XIX, quien primero recurrió a nombres del alfabeto griego y romano, después a políticos con los que no simpatizaba y, más tarde, a nombres de mujeres.

La práctica se consolidó en 1953, cuando meteorólogos estadounidenses decidieron emplear únicamente nombres femeninos para designar a estos fenómenos naturales. De acuerdo con The New York Times, la decisión estaba inspirada en la tradición naval de llamar por pronombres femeninos a barcos y tormentas. Así nacieron algunos de los ciclones más recordados del siglo pasado: Audrey (1957), Donna (1960), Flora (1963) e Inés (1966).

¿POR QUÉ LOS HURACANES DEJARON DE TENER SOLAMENTE NOMBRE DE MUJERES?

A principios de los años 70 surgió una fuerte crítica a este sistema. Una de las voces más influyentes fue la de Rocxy Bolton, feminista y fundadora de la Organización Nacional de la Mujer en Florida, quien consideraba sexista que las mujeres fueran asociadas con la devastación. "Las mujeres se resienten profundamente al estar asociadas arbitrariamente al desastre", reclamó en su momento.

Bolton llevó sus protestas ante autoridades meteorológicas y figuras políticas, proponiendo alternativas como emplear nombres de senadores. Su lucha coincidió con un contexto de mayor sensibilidad hacia la igualdad de género y, en 1978, se inició el cambio en la región del Pacífico Norte oriental.

Un año después, en 1979, se oficializó la alternancia entre nombres masculinos y femeninos, siendo "Bob" uno de los primeros huracanes con nombre masculino.

Desde entonces, la Organización Meteorológica Mundial mantiene listas que intercalan ambos géneros para designar a los ciclones tropicales, garantizando así un sistema más equitativo y libre de connotaciones negativas hacia las mujeres.