La cría que revive la esperanza del jaguar mexicano y el banco genético en Oaxaca

La Fundación Jaguares en la Selva impulsa una escuela de grandes felinos y un banco genético que busca rescatar la memoria biológica del jaguar

Por: Redacción

El recuerdo ancestral que las comunidades originarias han preservado sobre el jaguar hoy se transforma en acciones concretas en Oaxaca: una escuela para grandes felinos y un laboratorio genético, ambos encabezados por la Fundación Jaguares en la Selva. Su misión, iniciada hace más de una década, es rescatar, reintroducir y conservar a Panthera onca en su territorio natural.

El trabajo de la organización dio un paso decisivo con el nacimiento de Yazu, la primera cría que nutrirá el banco genético del Santuario del Jaguar Yaguar Xoo, un avance que aviva la esperanza de recuperar la línea genética del jaguar mexicano.

UNA ALIANZA NACIONAL

El fundador, Víctor Rosas Vigil, recuerda uno de los casos que cimentó el proyecto: el rescate de un jaguar capturado por la comunidad de Asunción Lachixila, acusado de atacar ganado.

Ese operativo, en coordinación con PROFEPA, derivó en la firma de un acta de compromiso y en el nacimiento de la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar, así como en la creación del primer seguro ganadero a nivel nacional.

El Santuario Yaguar Xoo dejó de ser un parque temático para convertirse en un centro de conservación, desde donde se elaboró el primer protocolo formal de liberación. Incluso, el maestro Toledo envió una carta al entonces presidente Vicente Fox para solicitar la liberación del ejemplar; la autorización llegó en minutos.

LA PANTHERA ONCA EN MÉXICO

A inicios del siglo XX, más de 40 mil jaguares habitaban México; para 2010 la cifra cayó a 3,800. Gracias a esfuerzos de conservación, en 2024 la población silvestre ascendió a unos 5,400 individuos. Aun así, Víctor advierte que el camino es largo y requiere enfoque en tres ejes: rescate, asilvestra miento y análisis genético.

Un ejemplo es el caso de dos hembras nacidas en Calakmul que llegaron a CONANP en 2016. Tras perder la posibilidad de volver a la naturaleza, el Santuario las sometió a un programa de asilvestra miento de cuatro años, que culminó en su reintroducción exitosa en la zona norte de la Península de Yucatán.

EL ADN DEL JAGUÁR

Dado que los rescates provienen de diferentes contextos tráfico ilegal, zoológicos, criaderos, no todos los jaguares pertenecen al ecosistema al que podrían ser liberados. Por ello, las doctoras Cecilia Alfonso, Pilar Rueda y el veterinario Fernando Cortés trabajan en el análisis de los árboles genealógicos y en el banco genético, que ya resguarda cerca de 80 muestras.

"El ADN puede revelar enfermedades, parentescos y el origen geográfico de un jaguar", explica la Dra. Pilar. Esto resulta crucial, pues durante décadas llegaron al país jaguares sudamericanos, más grandes que los mexicanos; sus descendientes no son aptos para la vida silvestre local.

Liberar un ejemplar en una región equivocada puede resultar fatal: los jaguares de Yucatán están adaptados a selvas húmedas, mientras que los del norte viven en ecosistemas áridos.

YAZU: UNA NUEVA ESPERANZA

En 2025 nació Yazu, hija de dos jaguares originarios de la Península de Yucatán, tras dos años de intentos de acoplamiento. Aunque no está prevista su liberación, será trasladada junto a su madre al simulador de vida silvestre, donde aprenderá habilidades básicas.

Su ADN fortalecerá la memoria genética del jaguar mexicano y podría ayudar incluso a rastrear tráfico ilegal. Sin embargo, los especialistas advierten que ningún banco genético será suficiente si el hábitat no se protege: "De nada sirve conservar genes si no hay tierra a la cual regresar", concluye el equipo.