Por: Eduardo Sánchez
“Jugamos en USC y es una de mis mejores amigas. Tenemos buena química y nos conocemos bien una a la otra, algo por lo que decidimos jugar juntas; es difícil cuando juegas con una persona que no conoces”, dijo Olmos, de 26 años, en entrevista vía telefónica con Cancha. “Creo que hacemos buen equipo, pero estamos enfocadas en tener un buen tiempo y que eso traiga nuestro mejor tenis”.
Aunque el sueño es grande para la mexicana, que tiene dos finales en torneos WTA (Monterrey 2018 y Acapulco 2019, ambos en dobles), sabe de la realidad que atraviesa y muestra mesura en cuanto a expectativas se refiere.
“Obvio quiero hacerlo bien, pero no quiero pensar de más. Es mi primera vez aquí y quiero disfrutarlo, no me quiero poner mucha presión, creo que puedo hacerlo bien”, compartió.
Giuliana reconoce también que su mejor rendimiento quizá está lejos de las canchas de arcilla, pues es una superficie con la que no ha tenido mucha relación, pero resaltó la motivación que ha ganado con los entrenamientos previos.
“La arcilla es más difícil para mí porque no crecí con ella como muchas otras jugadoras, pero he pasado mucho más tiempo entrenando en ella este año. Me siento más fuerte, confiada y que me estoy moviendo mejor que el año pasado sobre la pista”, declaró.
Después del Abierto Monterrey, el último evento de la primera gira sobre canchas duras en la temporada, Olmos jugó en dobles dos torneos sobre polvo de ladrillo, el de Estambul y Praga; en ambos se marchó en primera ronda junto a la estadounidense Desirae Krawczyk.
En singles, “Gugu” también ha tenido actividad: en las calificaciones de Estambul y Praga (en ambos perdió en 1R) y un ITF en Monzón, España (cancha dura), en el que también cayó en su estreno.