Aunque la mayoría de las cefaleas no son señal de alarma, los especialistas recomiendan llevar un registro de los episodios
Por: César Leyva
Los dolores de cabeza forman parte de la vida cotidiana de millones de personas y, en la mayoría de los casos, no representan un problema grave.
De acuerdo con la Cleveland Clinic, la causa más común son las cefaleas primarias, relacionadas con factores como el estrés, la tensión muscular en cuello y hombros, la deshidratación, los cambios en el sueño o incluso el consumo excesivo de cafeína y alcohol.
Estos episodios suelen ser pasajeros y pueden aliviarse con descanso, hidratación y buenos hábitos de vida.
Sin embargo, no todos los dolores de cabeza deben considerarse "normales". La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos (MedlinePlus) advierte que es importante buscar atención médica cuando:
- El dolor aparece de manera súbita e intensa, cuando
- El dolor es acompañado de síntomas como fiebre alta, rigidez de nuca
- Hay cambios en la visión
- Se presenta dificultad para hablar
- Hay debilidad en brazos y piernas
Estos signos pueden indicar problemas neurológicos o infecciones que requieren atención inmediata.
¿CUÁNDO UN DOLOR DE CABEZA ES PREOCUPANTE?
La Universidad de Harvard también señala que los dolores persistentes que no mejoran con analgésicos comunes, o que empeoran con el tiempo, pueden estar relacionados con el uso excesivo de medicamentos, lo que genera un efecto rebote.
Por su parte, el National Institute of Neurological Disorders and Stroke advierte que la cefalea diaria persistente, conocida como New Daily Persistent Headache (NDPH), es un trastorno poco común pero que debe diagnosticarse a tiempo, pues se caracteriza por un dolor constante que inicia de repente y puede prolongarse durante meses.
IMPORTANTE LLEVAR UN REGISTRO
Aunque la mayoría de las cefaleas no son señal de alarma, los especialistas recomiendan llevar un registro de los episodios, anotar la intensidad, la duración y los posibles factores desencadenantes.
Esta información es importante para que el médico pueda identificar patrones y descartar causas más serias. Mantener hábitos saludables, dormir lo suficiente, hidratarse bien y cuidar la postura son medidas sencillas que ayudan a reducir la frecuencia de estos episodios, según la Cleveland Clinic.