Por: Eduardo Sánchez
El ataúd había entrado en el templo acompañado de la viuda de Lauda, Birgit, y de Mathias y Lukas, sus dos hijos mayores, nacidos del matrimonio del corredor con la chilena de origen austríaco Marlene Knaus.
“Prácticamente he pasado toda mi vida con Niki Lauda. Me acuerdo, cuando era una niña de haber visto en las noticias el grave accidente que tuvo. Niki ha sido siempre para nosotros, los austríacos, una persona muy especial, que ha acompañado mi vida hasta ahora”, declaró Brigitta, una de los miles de austríacos que ha querido despedirse de Lauda.
Y es que, al morir el pasado 20 de mayo, a los 70 años, Lauda ha pasado de ser héroe para convertirse en una leyenda. Una leyenda forjada no sólo con sus tres campeonatos del mundo (con Ferrari en 1975 y 1977 y con McLaren en 1984).