Aunque parece extraño, verter este condimento tan común dentro del electrodoméstico, tiene muchas ventajas
Por: Brayam Chávez
El microondas se ha convertido en uno de los electrodomésticos más usados en la cocina moderna. Su función principal es calentar alimentos de manera rápida gracias a las ondas electromagnéticas que hacen vibrar las moléculas de agua, grasa y azúcar dentro de la comida. Esto permite que los platillos se calienten de adentro hacia afuera en cuestión de segundos.
Además de calentar, el microondas puede descongelar, derretir ingredientes como chocolate o mantequilla, e incluso esterilizar frascos y esponjas, siempre que se use con precaución. Sin embargo, existe un truco poco conocido que involucra a la sal y que puede mejorar su uso cotidiano.
LA SAL COMO ALIADA EN EL MICROONDAS
Aunque pueda sonar extraño, poner una pizca de sal en el microondas no tiene que ver con sazonar la comida, sino con su limpieza y mantenimiento. El electrodoméstico, al no limpiarse con regularidad, puede acumular malos olores, restos de grasa y hasta presentar chispas o riesgos de sobrecalentamiento.
Aquí es donde entra en juego el cloruro de sodio. La sal tiene la capacidad de absorber la humedad del ambiente, lo que ayuda a reducir el exceso de vapor durante el calentamiento. Esto no solo mantiene más limpio el interior del aparato, sino que también ayuda a conservar mejor la textura de los alimentos, evitando que se vuelvan blandos o chiclosos.
NEUTRALIZA OLORES Y PREVIENE ACCIDENTES
Otro beneficio de la sal es que puede neutralizar olores persistentes que quedan atrapados en el microondas. Así, el ambiente se mantiene fresco y sin rastros de los alimentos previamente calentados.
Además, la sal puede ayudar a prevenir el fenómeno del sobrecalentamiento. Este ocurre cuando un líquido supera su punto de ebullición sin producir burbujas visibles y, al removerlo, puede explotar. La sal ofrece un punto de disipación del calor, evitando accidentes inesperados.
CÓMO PREPARAR LA MEZCLA CON SAL, LIMÓN Y BICARBONATO
Para una limpieza más profunda, existe una técnica que combina sal, agua, limón y bicarbonato de sodio. El procedimiento es sencillo:
- Coloca en un recipiente apto para microondas agua, rodajas de limón y una pizca de sal.
- Calienta durante cinco minutos hasta que el líquido hierva.
- Deja reposar el vapor dentro del aparato por tres minutos más sin abrir la puerta.
- Espolvorea un poco de bicarbonato en una esponja húmeda, mézclalo con el líquido y limpia paredes, techo, base y puerta del microondas.
De esta forma, no solo eliminarás manchas y grasa acumulada, sino que también dejarás el electrodoméstico libre de malos olores y en óptimas condiciones para seguir usándolo.