Con estas cuatro estrategias clave, protegerás la salud renal infantil y prevenir enfermedades futuras
Por: Edel Osuna
La salud renal de los niños no es un juego, sino que es pieza fundamental para un buen desarrollo, que no impida su crecimiento físico y mental; por ello es indispensable garantizarla, para evitar complicaciones graves en la adultez, como insuficiencia renal o hipertensión.
Si te interesa el cuidado de los riñones de tus hijos, bueno, existen cuatro estrategias principales que pueden implementarse desde temprana edad para protegerlos y favorecer su desarrollo integral.
Hidratación adecuada
Haz que beba regularmente agua natural, ya que es esencial para eliminar toxinas y desechos del organismo, permitiendo el correcto funcionamiento de los riñones, una acción que debe fomentarse, especialmente en climas cálidos o durante actividades físicas, además de limitar el consumo de refrescos y jugos azucarados, que, a largo plazo, pueden afectar negativamente la función renal.
Alimentación equilibrada
Una dieta saludable protege los riñones y previene factores de riesgo, como la obesidad o la diabetes; por ello es importante incluir frutas, verduras, cereales integrales y proteínas magras en las comidas diarias. También hay que evitar alimentos ultraprocesados, embutidos y comida rápida; desde la infancia, bajarle a la sal y no agregar más a las comidas.
Control del peso y la presión arterial
Un peso saludable y una presión arterial normal desde la infancia es clave para prevenir daños renales; de ahí la importancia de promover la actividad física diaria (juegos al aire libre, caminatas o deportes) y realizar chequeos médicos regulares, incluso si el niño no presenta síntomas.
Prevención y detección de infecciones urinarias
Las infecciones urinarias no tratadas pueden causar daño renal permanente. Es importante enseñar a los niños a identificar molestias al orinar o cambios en el olor de la orina. Además, mantener una correcta higiene íntima (limpiar de adelante hacia atrás en las niñas) y acudir al médico si hay fiebre sin causa aparente son medidas preventivas clave.
Finalmente, hay que hacer revisiones pediátricas periódicas, las cuales permiten la detección de posibles problemas en los riñones antes de que se manifiesten, facilitando una intervención oportuna.