La elección del instrumento ideal depende de cada persona, pero debe presentar un nivel de dificultad desafiante, sin ser frustrante
Por: César Leyva
Según estudios científicos, a partir de los 40 años, el cerebro humano comienza a perder volumen en hasta un 5 por ciento por década.
Esta reducción afecta áreas clave como la corteza prefrontal y el hipocampo, esenciales para la memoria, la planificación y la orientación. Pero hay una buena noticia pues se ha descubierto que aprender a tocar un instrumento musical podría ralentizar significativamente este proceso.
Expertos en neurociencia, entrevistados por National Geographic coinciden en que cuanto más desafiamos a nuestro cerebro, más resistente se vuelve al paso del tiempo. La clave está en la neuroplasticidad, es decir, la capacidad del cerebro para adaptarse y formar nuevas conexiones neuronales.
Actividades como aprender un nuevo idioma, bailar o practicar un instrumento estimulan esta plasticidad, creando una especie de "reserva cognitiva" que actúa como defensa ante el deterioro mental.
¿HAS INTENTADO APRENDER A TOCAR UN INSTRUMENTO?
Entre todas estas opciones, la música destaca por su efecto integral. Tocar un instrumento requiere coordinación motora, memoria, atención auditiva y procesamiento visual, lo que activa simultáneamente múltiples regiones cerebrales.
Estudios recientes muestran que personas mayores que toman clases de piano o armónica mejoran su memoria, su función ejecutiva e incluso la estructura cerebral.
La elección del instrumento ideal depende de cada persona, pero debe presentar un nivel de dificultad desafiante, sin ser frustrante. El piano, la batería o la guitarra son opciones comunes, pero lo más importante es la constancia y el disfrute.
No importa si nunca has tocado un instrumento, lo que realmente beneficia al cerebro es el esfuerzo de aprender algo nuevo. Como afirman los científicos, nunca es tarde para empezar, y cuanto antes lo hagas, más herramientas tendrás para proteger tu mente en el futuro.