Su cuerpo quedó sin vida en una banca del malecón; la paz en su rostro conmovió a propios y extraños
Por: Edel Osuna
Una ancianita de 80 años de edad y originaria de Veracruz, pidió volver a su tierra natal, para contemplar en sus últimos días de vida su preciado mar que tanto amaba.
Se trata de Catalina Ríos, una abuelita que residía en Sonora, decidió regresar a su tierra a fin de pasar allá sus últimos días, recorriendo los sitios de su infancia y juventud, que le revivían su memoria.
Cuando llegó intentó reconectar con sus raíces, por lo que acompañada por su hija y su yerno decidió recorrer el malecón; en un momento dado, cansada por la caminata, pero llena de emociones y recuerdos, Catalina se sentó en una banca.
Y mientras admiraba la majestuosidad del mar, con el sonido de las olas y la brisa marina acariciando su rostro, se desvaneció, pues su corazón dejó de latir.
Presas de la desesperación, sus familiares llamaron a emergencias, mientras intentaban, inútilmente, reanimarla; cuando arribaron los paramédicos de Cruz Roja, la auscultaron y determinaron que había dejado de existir.
Sin embargo, su rostro sumamente apacible, conmovió a propios y extraños, quienes compartieron que la última voluntad de Catalina Ríos era partir al más allá desde su casa, su Veracruz amado.
Por otra parte, sus seres queridos señalaron que el consuelo que les acompaña es que hicieron realidad el anhelo de Catalina, el mar que le brindó paz y majestuosidad.
Y, aunque el momento fue sumamente doloroso, la dulce ancianita se despidió del mundo de un modo especial: al lado de los suyos y del mar que tanto amó, dejando un recuerdo perpetuo en quienes le conocieron.