Por: Eduardo Sánchez
Así, una vez más, miles de integrantes de la tribu demostraron con entrega, fe y compromiso, que estas costumbres que dan identidad a esta región, siguen vigentes y fuertes a pesar de cientos de años que se llevan a cabo.
En Pueblo Viejo, la llamada “Cuna de Navojoa”, es donde se registró una de las mayores asistencias, que superaron la del año pasado, aseguró el cobanaro mayor, Esteban Jusacamea Yocupicio.
Entrevistado en la Iglesia de San Juan Bautista, construida en 1614, el líder indígena agradeció el respaldo brindado por las autoridades municipales, así como a todos los fiesteros y promeseros, al igual que a la población en general que, con su presencia, participación y buen comportamiento, apoyaron estas ceremonias y rituales y contribuyeron a que fueran un éxito.
“En el caso de Pueblo Viejo todo estuvo muy bien, en los recorridos de los fariseos en cumplimiento de sus mandas; en los “contis” cada viernes de Cuaresma para las danzas, cantos y rezos; en la “correteada del viejito”; el Canta Gloria y quema de máscaras, entre otros rituales de nuestra etnia”, dijo.
Fue la quema de máscaras, como todos los años, una de las principales ceremonias de este período cuaresmal en Pueblo Viejo, que fue presenciada por miles de personas ubicadas en la plaza del lugar y en los alrededores de la iglesia.
Poco después del mediodía del sábado, los pascolas salieron de una ramada y entraron por la puerta principal del templo, ya que se efectuaría el canta gloria, a cargo del “maestro” Manuel Maldonado Osuna. Después salieron y corrieron al exterior durante tres ocasiones, seguidos por fiesteros y fariseos.
Al terminar la tercera vuelta, ya con el repique de las campanas y el fuerte estallido de los “cohetes”, otros judíos incendiaron la hoguera, donde se quemaron máscaras para obtener el perdón, así como machetes y el “mal humor” o “Judas Iscariote”. De este modo llegó la Gloria porque Jesucristo resucitó, con lo que terminó la etapa de las tinieblas.