¿Por qué no se debe exceder con el consumo de alcohol en festejos de Fin de Año?

El especialista explicó que además de alterar la conducta, el excederse con el alcohol genera conflictos en los convivios

Por: Sebastián Moreno

La falta de moderación en el consumo de bebidas alcohólicas provoca descontrol en la conducta y eso generalmente lleva a conflictos personales que distorsionan lo que debería ser una reunión o convivio amistoso, afirmó el psiquiatra Juan Manuel Tong.

El especialista en manejo de adicciones aclaró que no es malo tomar dos o tres copas de vino en un festejo, en una comida o en una convivencia, lo malo es cuando se pierde el control y el alcohol altera el funcionamiento normal de la persona.

Según las estadísticas, hay un importante número de conflictos que se originan en las reuniones de Fin de Año debido a que alguien o varios exceden en la ingesta de alcohol, o en ocasiones de otras sustancias más nocivas que bloquean la razón y hacen que la persona cometa actos que en condiciones normales no haría.

"Es un tema muy importante porque si bien es cierto estamos en una época de mucha fiesta, lo vimos todos los días en todas partes, en algunas cerradas, en las colonias, mucha música, mucha fiesta, muchas posadas y pues creo que la población tiene todo el derecho de disfrutar con los compañeros de trabajo con la familia, con los vecinos y hasta ahí todo va perfecto", dijo.

A diferencia de otros tiempos en los que estas festividades llevaban más contenido religioso, con un sentido de convivencia sin bebidas embriagantes, refirió que ahora las cosas son diferentes.

"En la actualidad las posadas tienen otro matiz y son fiestas donde el consumo de alcohol se ve muy incrementado y obviamente provoca muchos cambios a nivel del sistema nervioso central.

"Eso va a provocar que las personas que están consumiendo alcohol y que no tienen la moderación correcta, no tienen esa responsabilidad de llevar la fiesta en paz, incluso se olvidan que después de la reunión van a conducir hacia su casa", indicó.

Ahí llega otro riesgo, detalló, porque ponen en peligro su vida y la de otras personas que quizá ni conozcan ya que al conducir en esas condiciones, su capacidad de reflejos y su visión quedan mermadas.

La estadística del sector Salud no ubica a Sonora como un estado de problema en el consumo en nivel de adicción, reveló, pero lo que repercute es en la forma de beber del sonorense.

"El problema de los sonorenses, de todos nosotros, es en la forma de beber, cuando hablo de eso, el problema radica en el consumo excesivo y consumo excesivo de alcohol es cuando una mujer por ocasión consume más de cuatro bebidas en una noche.

"Por ejemplo si una mujer consume cuatro cervezas, cuatro tequilas o copas de vino, quiere decir que ya está en un consumo límite, después de eso cae en un consumo excesivo.

"Si hablamos de unos hombres, con cinco tragos también decir cinco cervezas, cinco copas de vino o de tequila,ya está en exceso", indicó.

LAS ALTERACIONES Y LOS RIESGOS

Ya después de las cincobebidas en el caso de los hombres y cuatro en el caso de las mujeres, el organismo pierde facultades y se altera el llamado "estado de alerta" personal.

"Lo que es la visión, el reflejo en la respuesta hacia un frenado de vehículo y toda esa parte cognitiva que nos ayuda a evitar un accidente, queda con muy bajo nivel de efectividad ya que el cerebro no registra la situación de riesgo tal cual está en ese momento", explicó.

Por eso, refirió, es que los especialistas en el tema de adicciones establecen que el consumo excesivo de alcohol se debe a que la persona no sabe moderarse y limitarse a la bebida necesaria para acompañar una cena o un convivio.

El psiquiatra explicó que al tener alteradas las sensaciones y la falta de control en los impulsos, lleva a discusiones y en ocasiones a riñas incluso entre familiares cercanos porque salen a relucir rencores o corajes que en estado normal quedan dentro de la tolerancia.

Por eso es importante que cada persona sepa hasta qué nivel puede tolerar la ingesta de alcohol sin riesgo de perder el control para no convertir una reunión familiar o de amigos, en una situación que puede resultar dañina o puede desquebrajar la relación.