Oran para que llueva en el sur de Sonora; Iglesia pide seguir el legado de San isidro Labrador

El sacerdote Raymundo Meza dijo que ven con mucha preocupación la sequía que afecta a la región y que pone en riesgo las actividades económicas

Por: Raúl Armenta Rincón

Debido al bajo almacenamiento de la Presa Adolfo Ruiz Cortínes, agricultores del sur de Sonora participaron en tres procesiones esta semana con la Virgen María y San Isidro Labrador, para pedir por las lluvias.

Usuarios del Distrito de Riego del Río Mayo atendieron la convocatoria de la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús de Navojoa y del presbítero Raymundo Meza Rodríguez, ante la emergencia que presenta el campo.

“En nuestra Iglesia vemos con mucha preocupación la sequía que afecta a nuestra región y que pone en riesgo las actividades agropecuarias, de comercio, industria, entre otras”, dijo el párroco.

PIDEN SEGUIR LOS PRINCIPIOS DE SAN ISIDRO LABRADOR 

Asimismo, exhortó a los productores a mantener y fortalecer la fe y la esperanza en Dios, además de seguir los valores, principios y legado de San Isidro Labrador, a quien se le ora para que llueva.

Los agricultores, que ya habían celebrado cuatro misas en meses anteriores, manifestaron que una vez más, “nos unimos en oración ante estos momentos difíciles”.

“Dios Todopoderoso, de quien depende todo nuestro ser, actividad y vida, concede a nuestros campos la lluvia necesaria, a fin de que, asegurado nuestro sustento diario, podamos con tranquilidad buscar los bienes eternos”, expresaron.

Mencionaron que desde hace muchos años no se presentaba esta situación en la agricultura regional, donde se proyecta solamente la siembra de 28 mil hectáreas, de las 96 mil cultivables, debido a que la Presa está a alrededor del 20 por ciento de su capacidad.

Las procesiones iniciaron en la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús y recorrieron el bulevar Álvaro Obregón, hasta el monumento, y regresaron al templo para la Oración ante el Santísimo y terminaron con la Santa Misa.

SAN ISIDRO LABRADOR 

San Isidro Labrador, nacido en 1080 en el seno de una familia humilde, en Madrid, España, desde pequeño se dedicó a trabajar en el campo como labrador, oficio que desempeñaría durante toda su vida.

A pesar de su trabajo manual, dedicaba tiempo a la oración y a la asistencia a misa; además, era conocido por su caridad hacia los más necesitados, compartiendo con ellos lo poco que tenía y ayudándolos en sus labores.

Su vida está envuelta en numerosos milagros y leyendas que han contribuido a su fama y devoción.