En una de sus habitaciones murió un importante político de Sonora; aún sigue brindando sus servicios, como cuando fue inaugurado el siglo pasado
Por: Oviel Sosa
El terreno fértil que sembró la agricultura a principios del siglo XX en la región, originó que gente del extranjero y de otras partes de la República Mexicana llegaran a Ciudad Obregón.
Los vagones del tren ofrecían la conexión ideal para los aventureros, y en uno de esos furgones, lleno de ilusiones, arribó Mike Kordich, quien viajó desde Europa en busca de oportunidades para el desarrollo y crecimiento, algo que encontró a miles de kilómetros de su tierra natal.
Su visión, empuje y deseos de superación dieron como resultado que Mike Kordich fincara un majestuoso hotel en el primer cuadro de Ciudad Obregón.
ABRE SUS PUERTAS HOTEL IMPERIAL
El Gran Hotel Imperial fue inaugurado en el año de 1931, y se instaló en la calle Sinaloa y Guerrero, y junto con el Hotel Kuraica (inaugurado en 1926) se erigen como los más longevos del municipio de Cajeme.
Hecho a base de madera y lámina, el Hotel Imperial destacó por su tamaño, superando a su principal, competidor el Kuraica. Ambos siguen funcionando y están separados por una cuadra.
HUÉSPEDES PODEROSOS
Políticos, empresarios y personajes que aportaron al progreso del municipio se hospedaron en este hotel.
Un balcón instalado en la segunda planta permitía observar el vaivén del tren, ver a la gente desplazarse con un ritmo regido por la pujante economía que se vivía y también permitía observar el horizonte.
Una de las personalidades que disfrutaban de la majestuosa vista que ofrecía el palco era el general Ramón Yocupicio Valenzuela, quien fue gobernador de Sonora en el periodo que comprendió 1937-1939.
Se dice que en una de sus visitas el funcionario murió en la suite producto de un paro cardiaco, dato que nunca fue revelado por las autoridades, pues su muerte se manejó de manera sigilosa.
NUEVOS AIRES: CAMBIA DE DUEÑO
A principios de la década de los 60, el Hotel Imperial es comprado por una sociedad que integraron Enrique Rubio Cañedo y Pedro Zaragoza Maytorena. Al adquirirlo, el inmueble obtiene “músculo” al ser remodelado con material.
“El arquitecto Reaman, de ascendencia germana (alemana) se encargó de la remodelación, quien agregó un domo al techo”, compartió Francisco Rubio Félix, actual dueño del hotel, quien es descendiente del señor Enrique Rubio.
Al cambiar su estructura por una más rígida y segura, el hotel saltó a escena como un edificio monumental, ya que era el más grande de aquellos años.
El trato cálido y amable de su personal convirtió el lugar en un sitio ideal para descansar, ya que las 50 habitaciones que ofrecían sus instalaciones siempre estaban llenas.
En la década de los 70, su espacio sirvió como sede del club de beisbol Yaquis de Ciudad Obregón, y con el trajín de los años, al pasar por sus instalaciones un sinfín de personas, la edificación sufrió deterioró, lo que originó que nuevamente fuera remodelado en 1992.
En esta ocasión fue el arquitecto Heliodoro Montoya el encargado de los trabajos, los cuales se centraron en el interior.
GLORIA IDA
Con la llegada de los nuevos sitios de hospedería instalados en la avenida Miguel Alemán, los visitantes dejaron de llegar al Hotel Imperial, y eso provocó que decayera de manera considerable.
Actualmente sigue funcionado, pero su deterioro es notorio, pues ya no figura como un negocio rentable, como antaño.
En la planta baja, a un costado de la entrada principal, el Hotel Imperial cuenta con varios locales de renta, que le dan un poco de respiro a las finanzas, pues carece de huéspedes.
En uno de estos espacios, María Antonieta, “Mary Martínez”, deleitó por años con su estilo particular y su voz melodiosa.
Hoy en día, de las veladas llenas de emociones que se escribieron sólo quedan en el recuerdo, al ya no presentarse la cantante.
Recorrer las instalaciones e ingresar a sus cuartos es adentrarse en un viaje al pasado, pues actualmente son pocas las habitaciones que funcionan y escaso el personal que trabaja.
De esta manera, el Gran Hotel Imperial se constituye como un inmueble emblemático, y en sus muros guarda momentos que alimentan la nostalgia, ya que es una edificación histórica en Ciudad Obregón, Sonora.