Por: Eduardo Sánchez
Dicha etnia, originaria de Oaxaca, salió de su lugar natal hacia Sonora en busca de mejores oportunidades para sus familias y año con año la población asentada en Hermosillo aumenta.
"Por ser indígenas nos ven menos, nos discriminan, nos tratan muy feo y no tenemos derechos como seres humanos, como trabajadores, como jornaleros, sino que nos ven como animales, no nos tratan como personas. No podemos quedarnos callados, tenemos que buscar justicia, por eso salimos de nuestras casas".
Comentó que la paga semanal es de mil pesos y frecuentemente se retrasa, además de vivir en condiciones precarias por faltas de mantenimiento a las infraestructuras.
En cuartos de adobe con cartones en el suelo los alojan para que pasen la noche, pues en temporada de cosecha no pueden ir y regresar a sus casas, ya que los campos se encuentran retirados de la zona habitacional.