Energías limpias no “prenden”

Por: Eduardo Sánchez

El país, desde hace 11 años, cuenta con diversos mecanismos institucionales para fondear la transición energética, sin embargo, hay deficiencias en su aplicación y en la utilización de los recursos asignados, así como en las metas proyectadas que se incumplen, pero no por cuestión de carencia de tecnologías o de leyes, sino de voluntad política, según investigadores y especialistas.


Desde hace 30 años se iniciaron los pasos para el aprovechamiento sustentable de la energía en México, con la creación de organismos y fideicomisos institucionales, pero hasta ahora arrojan pobres resultados.

Hasta el 2018, del total del consumo de energía en el país, solo cerca del 25 por ciento provenía de energías limpias, y posiblemente continuará en esa cifra, pues la apuesta gubernamental actual es por una mayor inversión para producir combustibles fósiles.


Para el 2019, el panorama será adverso para coadyuvar en un mejor ambiente, pues la Secretaría de Energía (Sener) del Gobierno mexicano, de su presupuesto total 26 mil millones de pesos, unos mil 346 millones de dólares; solo destinó el 0.1 por ciento a la Subsecretaría de Planeación y Transición Energética.

Mientras tanto, para la empresa productiva del estado Pemex, el presupuesto de egreso de la Federación le asignó en este año, 82 mil 527 millones de pesos, equivalentes a 4 mil 274 millones de dólares, para rescatar el sistema nacional de refinación de hidrocarburos. Además de recursos extras reasignados para la extracción de petróleo.

Ismael Ruiz, investigador del Centro de Cambio Global y Sustentabilidad en el Sureste de México, señala que la transición energética en México está detenida. “La prueba más palpable es la suspensión por la nueva administración federal de las subastas a largo plazo encaminadas a la generación de energía eléctrica mediante energía solar”.

Asimismo, Beatriz Olivera, investigadora de Fundar Centro de Análisis e Investigación, considera que, aunque México inició el camino adecuado para lograr la transición energética, es la falta de voluntad política el principal freno para entrar de lleno al desarrollo de las energías renovables, pues el problema no es de carácter económico ni técnico.

A pesar de contar con amplio potencial para la generación de energía solar y eólica, suficiente para producir en un año la que necesita el país, sigue la apuesta oficial por los combustibles fósiles.

LA DEPENDENCIA ENERGÉTICA

De acuerdo con la Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía (Conuee), México es altamente dependiente de los hidrocarburos.

Desde 2016 la matriz energética se ha mantenido estable frente al uso de fósiles y fuentes alternativas. En ese año el 80 por ciento de las fuentes de energías provenían de fuentes fósiles. En 2017 hubo un pequeño descenso del uso de petróleo, pero porque fue reemplazado por gas.

Fue hasta mediados del año 2018 cuando se reportó una reducción significativa de las energías fósiles. En ese año las energías renovables llegaron a representar casi el 25 por ciento de las fuentes energéticas utilizadas en este país.

Según datos de la Comisión Económica para América Latina, la Cepal, la situación no es exclusiva de México. En el año 2016, el petróleo fue la principal fuente de energía consumida en países de Latinoamérica, entre el 40 y el 80 por ciento, con la mayor proporción observada en Ecuador y Panamá, donde alcanza el 80 por ciento en el consumo final de energía.

Consumo energético en México. (Fuente: Conuee y Sistema de Información Energética).

AVANCE A MEDIAS

Para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), solo México y Brasil destacan en el tema de eficiencia energética a nivel Latinoamérica, dado que desde tiempo atrás han consolidado sus marcos institucionales y regulatorios en materia de eficiencia energética e implementado programas en ese sentido. Una posición halagadora, pero que no refleja la realidad.

Desde 1989 cuando México creó la Comisión Nacional para el Ahorro de la Energía (Conae), con el objetivo de promover la eficiencia energética y funcionar como el órgano técnico en materia de aprovechamiento sustentable de la energía en el país, la nación ha intentado avanzar en el tema.

En ese mismo año, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) creó el Programa de Ahorro de Energía del Sector Eléctrico (Paese) con el objetivo de producir y distribuir energía eléctrica al menor costo, así como promover su uso eficiente.

Para 1990 se creó el Fideicomiso para el Ahorro de Energía Eléctrica (FIDE), con la finalidad de impulsar el ahorro de energía eléctrica y el desarrollo de una cultura del uso racional de la energía.

Durante las discusiones en el Legislativo se mencionó que este instrumento financiero ayudaría a romper la dependencia de México con los hidrocarburos.

El artículo décimo primero de los transitorios de la ley aprobada, señalaba que en el presupuesto de egresos para el Ejercicio Fiscal 2009, se destinarían 3 mil millones de pesos para el FOTEASE, monto que repetiría cuando menos en los años 2010 y 2011.

Sin embargo, la primera aportación al FOTEASE, realizada en febrero del año 2009, fue de 600 millones de pesos, muy lejanos a los 3 mil millones programados inicialmente.

En el 2010, ese organismo recibió uno de los montos mayores en su historia. En ese año el fondo reportó ingresos por mil 972 millones de pesos, de los cuales mil millones de pesos fueron recursos transferidos por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), que originalmente los aplicaría la Secretaría de Agricultura, Pesca y Alimentación (SAGARPA), pero por acuerdo legislativo fueron destinados al FOTEASE.

Hasta el mes de mayo del año 2019 el FOTEASE reportaba ingresos por más de 9 mil millones de pesos, unos 466 millones de dólares, transferidos en su mayoría por el banco de desarrollo Banobras. Tras esos ingresos, el dinero se estancó.

Diez años después de su creación, el FOTEASE apenas llegó a sumar los nueve mil millones de pesos, los que debió recibir en sus primeros tres años de vida.

FESTÍN ENERGÉTICO ¿QUÉ HA PASADO CON EL DINERO?

Hasta diciembre del año 2018, el FOTEASE ha financiado un total de 48 proyectos y concluido 21 de ellos. Al inicio del año 2019 se registran seis proyectos más aprobados, pero que no han recibido aportación alguna.

Estos recursos han servido para financiar todo tipo de iniciativas. Algunos que caerían en verdaderas ocurrencias y otros en esfuerzos aislados que poco suman a una real transición energética del país.

Entre los beneficiarios de los recursos del FOTEASE se encuentra la Fundación Televisa, un organismo asistencialista del gigante televisivo del continente, que en el año 2012 recibió un millón 750 mil pesos para el proyecto Balón de Luz, por medio del cual entregó a niños más de 5 mil balones que generaban energía eléctrica mientras eran usados.

México entregó a Fundación Televisa recursos públicos dirigidos a modificar el consumo nacional de energía.

Entre los beneficiarios del fondo hay organizaciones extranjeras como Tetra Tech de Pasadena, California, en el año 2012 recibió un millón 750 mil pesos para la integración de un protocolo para proyectos de eficiencia energética en México.

También se encuentra la consultora InTrust Global Investments LLC, con sede en Washington, Estados Unidos, que, junto con la Universidad de Harvard, en el año 2014 recibió 25 millones de pesos para la capacitación de 270 profesores en su Programa de Liderazgo aplicado en energías renovables.