La finalidad es que, al final de los días de una persona, sus bienes queden en orden, con apoyo de un notario público
Por: Sebastián Moreno
La campaña de “Septiembre, Mes del Testamento” se extenderá hasta el día último de octubre para dar oportunidad a que más sonorenses realicen este trámite ante cualquiera de los notarios públicos en el Estado.
Liza Auyón, titular de la Dirección Estatal de Notarías en Sonora, explicó que hubo buena respuesta en el mes de septiembre porque la gente ya entiende la importancia de realizar este trámite que evitar problemas legales y conflictos familiares cuando muere la persona.
Se percibe que ya cambió esa mentalidad que había y que evadían el testamento porque consideraban que era como llamar a la muerte.
La realidad es que, gracias al testamento, los bienes de la persona fallecida quedan distribuidos conforme a la última voluntad manifestada ante el notario público lo que da la validez jurídica.
Aunque todavía no tienen el corte preliminar de los testamentos elaborados durante septiembre, fue notorio que de la segunda quincena en adelante hubo más registros, en especial en la semana final del llamado Mes de la Patria.
Con esta ampliación que ya se autorizó, la expectativa es que se sumen muchos más ciudadanos en este acto jurídico que garantiza la transición ordenada de los bienes materiales que deja la persona que muere.
El procedimiento es sencillo, simplemente hay que acercarse a la oficina del notario público de su confianza o de mayor proximidad en ubicación, acudir con su identificación oficial vigente y dos testigos.
Una vez ante el notario y sin terceras personas que pudieran ejercer alguna presión, el testador redacta su voluntad final que es plasmada en el documento que se queda en resguardo con una copia que se entrega al interesado.
Al fallecer el testador, es responsabilidad del notario notificar a los involucrados en ese documento para reunirlos y darle lectura formal para luego proceder a realizar los trámites correspondientes.
La disposición de un testamento establece que de existir uno realizado con posterioridad, en automático anula todo lo señalado en el previo y queda vigente el más reciente.
Esto significa que el testador puede cambiar cuantas veces quiera la distribución de sus bienes y por ley, los beneficiarios se deben apegar al contenido del último redactado.