Zacarías Neyoy advirtió que la lengua podría perderse dentro de 30 años
Por: Raúl Armenta Rincón
A pesar de que la etnia Mayo es una de las más importantes y grandes de Sonora, con una población de más de 70 mil personas, su lengua materna está en riesgo de desaparecer.
Lamentablemente, por diversas causas, los niños y jóvenes ya no la están usando, lo que obliga a reflexionar e implementar estrategias para revertir esa preocupante tendencia.
"Si no se asume este reto, si no hacemos pronto cosas concretas para que nuestro idioma florezca, dentro de 30 o 40 años ya nadie la hablará", advirtió Zacarías Neyoy Yocupicio, maestro de educación indígena.
Estimó que actualmente sólo un 35 por ciento de la población Mayo habla la lengua materna, pero sólo son las personas mayores de 40 a 80 o más años.
Indicó que se requiere dar una mayor difusión en todos los espacios posibles, tanto públicos como privados, para que a través de la visualización la niñez y juventud se vayan apropiando de la lengua y que los mayores, que son los hablantes, hagan una conciencia lingüística más profunda.
Consideró que es importante fortalecer y preservar el idioma indígena, porque en él están todos los conocimientos y, cuando uno es hablante nato, a través de una palabra, aprende muchas otras cosas.
"No es simplemente la palabra, porque en cualquier lengua materna el origen de una palabra es un todo; la palabra no se forma de causalidad; hay una historia, una raíz detrás de cada una de ella; entonces esto permite conocer mucho más", explicó.
DISCRIMINACIÓN
Neyoy Yocupicio reconoció que un factor que ha influido en el problema es la creencia de que, quien habla una lengua yoreme, es víctima de discriminación y cierre de espacios y oportunidades.
"Por ejemplo, mis abuelos y tatarabuelos vivieron un proceso de discriminación muy grande por ser hablantes de la lengua, incluso yo en lo personal también, pero hay personas que superamos eso, a base de lucha, de resistencia, de tener las raíces fuertes", externó.
"Sin embargo, sí hicieron pensar y convencer a muchos que hablar en la lengua ya no servía, además de que se generó como una vergüenza para el que la hablara y fue así como la gente tomó una actitud negativa hacia ella", señaló.
"En esto de la discriminación tuvo mucho que ver el sistema de Gobierno, que hizo creer eso mediante la creación de políticas públicas; querían acabar con nuestro idioma y con el de todos los pueblos originarios", agregó.
En ese sentido, dijo que, en esos tiempos, se manejaba el término dialecto, lo que era una forma discriminatoria, "para hacernos menos, pero oficial y legalmente tenemos una lengua o idioma".
NORMA DE ESCRITURA
Zacarías Neyoy mencionó que en el 2017 fructificó una tarea realizada durante tres décadas, que es la de contar con la Norma de Escritura de la Lengua Yoremnokki, que permite tener los registros de todos los conocimientos y, a través de ello, los niños y jóvenes siguieran aprendiendo.
"Es un alfabeto con 20 grafías, que va acompañado de varios tipos de vocales que se usan para poder diferenciar los sonidos; es decir, son las reglas de cómo escribir nuestra lengua", explicó.
"Actualmente, la gran mayoría sólo la conocen como una lengua oral y pocos las conocen escritas; es por eso que esta Norma es muy importante en esta tarea", resaltó.
El maestro de educación indígena aseguró que el idioma mayo no es muy difícil de aprender, "es como todos los demás, se aprende con teoría, pero sobre todo con la práctica".
"Debemos hacer todos los esfuerzos posibles para salvar nuestra lengua, defenderla, promoverla, ya que, de acuerdo a los derechos lingüísticos, tiene los mismos derechos que el español", afirmó.
Señaló que en esa tarea necesitan contar con más apoyo de los tres niveles de Gobierno, a través de diversos programas como el Plan de Justicia.
"Son importantes las viviendas y otros beneficios materiales, pero si perdemos la lengua no podemos ir a ningún mercado a comprarla; se podrá tener mucho dinero, pero no la puedes comprar; es una herencia invaluable que todos debemos preservar, porque nos da cultura e identidad": destacó Neyoy Yocupicio.
HABLARLA EN FAMILIA
Por su parte, Abel Ramírez Torres, dirigente de la agrupación juvenil Jiapsi Yoreme y quien imparte cursos, coincidió en que el idioma Mayo está en "franco declive y en peligro de extinción".
Dijo que se debe concientizar a los padres para que hablen la lengua en familia, porque es la base para que se mantenga viva.
Asimismo, indicó que el Gobierno debe hacer su parte y, en lo que sería una medida muy importante, debería condicionar, por ejemplo, el pago de becas a jóvenes indígenas, porque la gran mayoría de ellos ni siquiera la hablan.
"No es la mismo un mensaje en mayo que en español; es algo que no es tangible; es un sentimiento místico que sólo los que hablamos la lengua lo podemos sentir", añadió Ramírez Torres.
REALIZA INPI TALLERES
Manuel Espinoza Félix, titular del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) en esta región, afirmó que la problemática de la lengua materna sí se está atendiendo y una muestra de ello son los constantes talleres que se imparten comunidades de Etchojoa, Huatabampo y Navojoa, donde participan principalmente niños y jóvenes, pero también adultos.
Consideró que la responsabilidad en este problema no debe ser exclusiva del Gobierno, sino que también es competencia de los padres de familia.
"Esto es pura práctica, ¿y dónde la vas a practicar?, pues en tu casa. Lamentablemente, muchos padres no la inculcaron en sus hijos como se debía, porque quizá les daba vergüenza o por temor a que sus hijos no sufrieran discriminación", dijo.
"Pero ahora la situación está cambiando, a raíz de los programas de apoyo del presidente López Obrador a los jóvenes de pueblos originarios; ahora todos quieren ser indígenas y hablar la lengua, lo que es un requisito", señaló.
"Además, está el caso de las promotorías del INPI, en donde un requisito es hablar la lengua en un 50 o 30 por ciento; y cómo hemos batallado para encontrar jóvenes con esas características", agregó.
Asimismo, Espinoza Félix mencionó que una labor importante que realiza el INPI es la de las Casas de la Niñez Indígena, que funcionan en Masiaca, Las Bocas, Tesia, Rosales, Nachuquis, Buaysiacobe y El Júpare, donde, además de alimentación y hospedaje para 350 niños, se imparten clases de escritura indígena.