Dejan aulas para trabajar

Por: Redacción

Pobreza o familias disfuncionales, las causas de la deserción escolar en sur de Sonora

La pobreza, una familia dis­funcional y el poco interés del estudio en el menor son las principales causas para que el menor deje sus estudios, para ocuparse principalmente a los trabajos informales como limpia­parabrisas o payasitos de cruce­ros para poder obtener un apoyo económico para poder ayudar a sus familias con los gastos domés­ticos, informó, Axel Omar Salas Hernández.

El director de Servicios Regio­nales en el sur de Sonora, comentó que a pesar que es un problema muy bajo estadísticamente en el sur ya que no representa el 1 por ciento, la situación existe.

Explicó estos casos se presen­tan como “niños faltistas” que son los menores que por la falta de responsabilidad de los padres les permiten se ausenten de la escuela para que tomen como primera opción el irse a trabajar, en empleos informales ya que no tienen la edad para ingresar a una empresa formal.

Esta situación es lamentable ya que él pone en riesgo su in­tegridad física al trabajar en un crucero, y aumenta el peligro de que el menor pueda ser incitado a malos pasos como ingerir algún tipo de droga o la delincuencia, comentó.

Salas Hernández dijo este problema es más recurrente en menores de 10 a 15 años, quienes buscan un nuevo ingreso econó­mico para sus casas.

Por último, exhortó a los pa­dres de familia y ciudadanos a reportar a la Secretaría de Edu­cación y Cultura (SEC) denunciar estos casos, y poder acercarse a las familias y ver porque causas el menor no está acudiendo a la escuela.

DISMINUYE HASTA UN 50% LA ASISTENCIA A CLASES

Abdiel Ignacio Rodríguez Valenzuela, director de la técni­ca 5, comentó que la deserción escolar ha generado un impacto en los turnos vespertinos, don­de las principales causas son los recursos económicos y familias disfuncionales.

Explicó que aproximadamen­te cuatro años atrás las aulas en la escuela eran de 45 a 50 por aula, sin embargo, este año sólo se han completado entre 25 a 35 alumnos por aula, lo que ha disminuido no­toriamente hasta un 50 por ciento en la asistencia del alumno.

“El derecho del niño y el jo­ven es estar tras un pizarrón y no trabajando en un crucero ponien­do su integridad física en riesgo, siendo las principales víctimas de la delincuencia y drogadicción”

Rodríguez Valenzuela, lamen­tó, que los jóvenes ahora busquen más un ingreso económico que su propio estudio “esta mentalidad normalmente es impartida en casa, ya que algunos padres de familias les es imposible sostener la educación de su hijo y ven más viable que el menor se ponga a trabajar y aporte para los gastos domésticos”.