Conoce el sitio arqueológico de los primeros agricultores del desierto sonorense

Sonora ha sido hogar de diversas culturas que usaron sus tierras para asentarse, alimentarse y protegerse del clima, dejando vestigios milenarios

Por: Ofelia Fierros

Sonora, a lo largo de su extensa historia, ha sido hogar de diversas culturas que aprovecharon sus tierras para establecerse, obtener alimentos y resguardarse de las inclemencias climáticas. A través de todo el estado, se encuentran numerosos vestigios que testimonian su presencia, algunos de ellos remontándose a siglos atrás.

 Estas manifestaciones arqueológicas se encuentran tanto de manera dispersa como concentrada en sitios específicos que hoy son reconocidos como importantes yacimientos arqueológicos.

Lugares emblemáticos como La Pintada, las Cuevas de Cucurpe y el Cerro de Trincheras son ejemplos grandiosos de estos vestigios. A lo largo de los años, los descubrimientos en estas áreas han fascinado a los especialistas, quienes estudian las formas de vida que florecieron en estas tierras, a Cerros de Trincheras

CERRO DE TRINCHERAS

En Sonora, entre paisajes áridos y la majestuosidad del valle del río Magdalena, yace un testimonio fascinante de la antigua historia humana en la región, uno de los más conocidos se encuentra en la cuenca Altar-Concepción, al noreste de Sonora, a 240 kilómetros de Hermosillo, y es conocido como el Cerro de Trincheras.

Este sitio arqueológico, conocido por sus impresionantes terrazas y estructuras de piedra, revela más de 2 mil años de presencia humana en el desierto sonorense.

Los Cerros de Trincheras fueron erigidos por diversas culturas a lo largo de varios períodos. Estos se caracterizan por su forma cónica y están compuestos por colinas o picos que sostienen múltiples terrazas protegidas con muros de piedra.

Las 900 terrazas de los Cerros de Trincheras, no solo sirvieron como plataformas agrícolas, sino también como centros ceremoniales y espacios habitacionales. Desde la Cancha hasta el Caracol y el Mirador, estas estructuras muestran una complejidad arquitectónica que desafía las condiciones adversas del entorno.

Según los estudios arqueológicos, el sitio de Trincheras fue parte de la tradición de los primeros agricultores del desierto sonorense, quienes no solo cultivaban la tierra, sino que también elaboraban ornamentaciones en conchas marinas.

Los habitantes de este sitio se establecieron en las zonas bajas, dedicándose a la artesanía, mientras que la cima se reservaba para actividades rituales. En estas áreas, se encuentran estructuras como un gran muro de piedra circular que delimita un espacio al aire libre o posiblemente cubierto, junto con círculos más pequeños también marcados por muros de piedra.

La denominada "Fase Altar", que abarca desde el año 800 hasta el 1300 D.C., representa un período de notable actividad humana en la región. Se han encontrado vestigios que sugieren que desde el año 200 de nuestra era, personas transitaban por esta área, la mayoría de manera temporal.

Durante esta fase, la ocupación de la zona de Trincheras fue intensiva, particularmente en ciertas áreas dedicadas a la agricultura de riego. La producción y el intercambio de ornamentos de concha fueron una industria significativa en esta época.