Se le atribuye el hallazgo, en Jerusalén, de la Santa Cruz en la que Cristo murió; también es considerada patrona de las hermandades de la Vera Cruz
Por: Ofelia Fierros
Hoy celebramos la memoria de Santa Elena, una figura clave en la historia del cristianismo, conocida no solo por ser madre del emperador Constantino I, sino también por su profunda devoción religiosa y su papel fundamental en el hallazgo de la Santa Cruz, el madero en el que Cristo dio su vida por la humanidad.
En el corazón de su legado, Santa Elena se erige como la poderosa intercesora a quien recurren los fieles cuando algo o alguien se ha extraviado, invocando su ayuda para que lo perdido sea encontrado.
EL ORIGEN HUMILDE DE UNA EMPERATRIZ
Santa Elena nació alrededor del año 246 en Bitinia, una provincia del Imperio Romano situada en la actual Turquía. Aunque su origen fue humilde, ya que algunos relatos la mencionan como hija de un sirviente, su destino cambiaría al casarse con Constancio Cloro, un militar que alcanzaría el rango de emperador bajo el nombre de Constancio I. Juntos fueron los padres de Constantino I, quien se convertiría en uno de los emperadores más influyentes de la historia romana.
RECHAZO Y CONVERSIÓN
Sin embargo, la vida de Elena no estuvo exenta de sufrimiento. En un giro inesperado del destino, su esposo Constancio Cloro la repudió cuando el emperador Maximiano le pidió que lo hiciera para poder casarse con su hija. Durante 14 años, Santa Elena vivió en la soledad del abandono, lo que, lejos de quebrantarla, la acercó a la fe cristiana. Se convirtió al cristianismo, probablemente influenciada por su hijo Constantino, quien abrazó esta fe antes que ella.
EL ASCENSO DE CONSTANTINO Y LA LIBERTAD PARA LOS CRISTIANOS
A la muerte de Constancio Cloro, Constantino I fue proclamado emperador. En el año 313, en vísperas de la famosa batalla de Saxa Rubra, Constantino tuvo un sueño en el que Cristo le mostraba una cruz y le decía: "Con este signo vencerás". Al amanecer, Constantino ordenó que una cruz encabezara su ejército, lo que lo llevó a una victoria decisiva. Posteriormente, proclamó el Edicto de Milán, que garantizaba la libertad de culto para los cristianos, marcando el fin de las persecuciones contra ellos.
SANTA ELENA Y LA BÚSQUEDA DE LA SANTA CRUZ
Con el ascenso de su hijo al poder, Santa Elena fue nombrada "Augusta" (emperatriz) y se ganó el respeto y la admiración del pueblo romano. En su devoción al cristianismo, emprendió un viaje a Jerusalén con un objetivo claro: encontrar la Santa Cruz en la que Cristo fue crucificado. Durante su misión, encabezó excavaciones en el monte Calvario, donde, según la tradición cristiana, fue hallado el madero santo.
LA SCALA SANCTA Y EL LEGADO DE SANTA ELENA
Otro de los importantes legados de Santa Elena fue la traída a Roma de la famosa "Escalera Santa" (Scala sancta) en el año 326, la cual, según la tradición, fue utilizada por Cristo para subir hacia el palacio de Poncio Pilato antes de ser juzgado. Esta escalera se encuentra hoy en la Basílica de San Juan de Letrán en Roma, y se ha convertido en un lugar de peregrinación para miles de fieles, quienes suben sus escalones de rodillas como signo de profunda devoción.
PATRONA DE LA VERA CRUZ Y DE LO PERDIDO
Santa Elena es considerada patrona de las hermandades de la Vera Cruz y su intercesión es invocada cuando algo importante se pierde.