Por: Eduardo Sánchez
Desde la llegada de los Yoris a tierras Yaquis hace cientos de años, esta etnia nativa americana que nos antecede en el sur de Sonora, ha sufrido de pobreza y discriminación por parte de los Yoris. Muchos de ellos fueron sacrificados entre 1870 y 1910, y otros tantos fueron enviados al sur de la república a trabajar como esclavos en haciendas dedicas al cultivo del henequén, principalmente. Se puede decir que sufrieron de un etnocidio durante el gobierno de Porfirio Díaz, y a la fecha no ha habido autoridad, ni federal, ni estatal, ni municipal, que logre llegar a acuerdos económicos y sociales con ellos: siempre estamos en conflicto. Antes de la llegada de los colonizadores y demás fuereños, la raza Yaqui, de la que nos debemos sentirnos orgullosos los sonorenses por su aportación a la historia, a la cultura, a la herbolaria, al arte, a la música y a los colores de nuestra tierra, entre otras cosas, era una etnia fuerte y ordenada que supo sobrevivir durante siglos ante las adversidades que sus tierras sagradas les presentaban, y que sabían honrar su cultura ancestral que aún se mantiene vigente, hasta cierto punto.
Y desde entonces no ha habido quién logre un verdadero entendimiento con ellos por parte de las autoridades mexicanas. Creo que es porque quieren hacerlos pensar y actuar a su manera, cuando son diferentes, siendo esas diferencias lo que nos debe fortalecer como nación. No hemos aprendido a vivir en la diversidad étnica que prevalece en nuestro país, y casi en cualquier lugar en donde hay alguna comunidad nativa hay problemas porque, por lo general se ha abusado de ellos.
Los Yaquis son bravos y tienen sus convicciones; también, como es normal, dentro de su sociedad hay quienes traicionan y se unen a intereses ajenos a los de la etnia y se crean conflictos, como el que se está viviendo ahora, que la Carretera Federal fue tomada de nuevo oootra vez, como forma de presionar al Gobierno Federal para que les ayude a resolver el conflicto de intereses que se está presentado en la cooperativa del transporte que ellos tienen y que se ha visto desplazada por transportistas privados, dejando a más de 100 familias sin sustento.
Para muchos, los Yaquis son una etnia privilegiada, malcriada y sobreprotegida por las autoridades, pero más bien ha sido una raza mal interpretada y discriminada. Los hermanos Yaquis desde siempre han dado muestras de tener talento para muchas cosas, pero se les ve para abajo y no se les escucha y por eso no se les entiende. Basta ver cómo vive la mayoría de ellos en sus ocho pueblos para darse cuenta de sus desigualdades sociales y económicas. Lo contrario pasa en Arizona, en donde los Yaquis se han ido organizando y han sido tomados en cuenta de una manera no paternalista por el gobierno, y son generadores de ingresos con negocios como su Casino del Sol en Tucson, y viven mejor que los de acá.
En lo personal, creo que las grandes diferencias entre los Yaquis y los Yoris se deben a la falta de oficio político de los gobernantes de ambos pueblos, a los abusos sobre sus derechos de agua y tierra que han sufrido durante años, al no entender que somos y pensamos diferentes unos de otros, a que hay muchos vividores que se quieren aprovechar de la supuesta “ignorancia” de esta gente, olvidando que al final de cuentas todos somos sonorenses y debemos tener los mismos derechos y las mismas obligaciones sin distinciones para vivir en armonía.