Su discurso se convirtió en una serie de reclamos y regaños a los diputados que dijo, no la escuchaban; participación se vuelve viral
Por: César Leyva
En lo que se esperaba sería un discurso de agradecimiento, Ana Karen Sotero Salazar, ganadora del Premio de la Juventud que otorga el Congreso de la Ciudad de México, reprochó a los diputados su indiferencia ante el reclamo de los jóvenes frente al avance del narcotráfico y la violencia que afecta a diversas comunidades del país.
"Qué falta de respeto que no nos escuchen", exclamó Ana Karen desde la tribuna, visiblemente molesta por la actitud de los legisladores que, según denunció, estaban más atentos a sus conversaciones privadas que a su discurso.
La joven de 23 años, originaria del barrio del Cobradero, una comunidad duramente golpeada por el crimen organizado, alzó la voz en representación de miles de jóvenes víctimas de la violencia, el desplazamiento forzado y la inseguridad.
"Yo, si bien resido en la CDMX, soy parte de una comunidad que el crimen organizado desapareció, y donde nunca nadie nos puso atención", expresó.
NO TIENEN INTERÉS, REPROCHA
Durante su discurso, exigió al Congreso capitalino acciones concretas para frenar al narcotráfico, subrayando el creciente reclutamiento de menores por parte de grupos delictivos y la falta de respuesta de las autoridades.
"Es injusto, es una burla, porque ahí nos demuestran el interés que se supone que tienen hacia nosotras. Pero lo que yo veo es que no lo tienen", lamentó.
Sotero Salazar también criticó que, incluso en espacios donde se reconoce el esfuerzo juvenil, como la entrega del Premio de la Juventud, los legisladores mantengan una actitud apática.
"Si realmente nos quieren apoyar, pongan de su parte para ponernos atención, para guardar silencio y permitir que nuestras voces se escuchen", concluyó.
UNA VOZ QUE EXIGE JUSTICIA
Las palabras de Ana Karen resonaron más allá del recinto legislativo, evidenciando el hartazgo de una generación que enfrenta diariamente las consecuencias del abandono institucional ante el crimen organizado.
Su intervención se vuelve aún más relevante en un contexto donde la violencia ligada al narcotráfico continúa escalando, y donde los jóvenes son cada vez más blanco y víctimas de este fenómeno.