Por: Eduardo Sánchez
Uno supondría que esta tarea tiene que involucrar no solamente a la OCV, sino al Gobierno Municipal, a los medios de comunicación y a la sociedad misma, pues no es cuestión de tapar el sol con información rosa como para que al día siguiente ya se tenga otro concepto y, sobre todo, otra realidad distinta a la de hoy.
Hemos resuelto, al mismo tiempo, resaltar las acciones de los ciudadanos que aportan algo positivo a la comunidad y, como testigos de ello, tenemos a los integrantes del Consejo Editorial del periódico, que con sus orientaciones siempre nos encaminan a fomentar todo lo bueno que tiene este girón de la patria.
Por ello no concordamos con quienes durante el evento celebrado ayer para lanzar la propuesta de la OCV proyectaron como un punto toral de la falta de avance de Cajeme en materia turística, a la información que desde los medios de comunicación se envía a los ciudadanos.
Una cosa es resaltar lo positivo de una comunidad y otra, muy distinta, es callarse ante una realidad que está a la vista de todos.
En esta época de violencia, en la que las autoridades de los tres niveles de Gobierno se han visto opacadas, salvo esporádicas acciones, por la violencia de los barones de la droga, ya no se pueden ocultar hechos que, a través de las redes sociales, por ejemplo, llegan hasta los lectores a los pocos instantes de su realización.
Mal nos veríamos como canales comunicativos el dejar de informar de sucesos que, si bien pueden ser violentos, requieren de ser publicados, no como arma de terror, sino como advertencia para el pueblo de qué está pasando y cómo debe conducirse de acuerdo con esa situación.
Jamás la censura, mucho menos la autocensura, lograrán apagar el sol de las noticias.
En la medida en que se informe a la sociedad, eso sí, con oportunidad y veracidad, en esa medida habrá de contarse con una opinión pública capaz de tomar decisiones propias, opinar y tomar partido de acuerdo a sus intereses colectivos y no de unos cuantos.
Informar solamente bajo la perspectiva de que todo marcha color de rosa, no es sano. Por ello muchas autoridades toman decisiones equivocadas, porque solamente escuchan a los que al oído les dicen que todo anda sobre ruedas.
Y aquí de lo que se trata es avanzar por el rumbo correcto. El barco no debe encallar. Pero todos tenemos que remar en dirección a buen puerto.
- De otro modo, hasta las buenas intenciones habrán de naufragar.
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