Por: Eduardo Sánchez
A finales de mayo convocaron una asamblea, de la que salió una decisión quizá única en el mundo: eliminar los horarios.
A pesar del acuerdo generalizado, de su éxito se muestran dudosos algunos residentes de la isla, que ahora se acerca al ecuador de los 69 días de casi plena luz de los que disfrutan cada año.
Un símbolo de la anulación de los horarios que quiere acuñar la iniciativa consiste en que los visitantes cuelguen sus relojes en el puente que separa la isla del resto del municipio al que pertenece; se trata de un gesto a imitación de otros en el mundo en el que los turistas dejan candados.