Por: Eduardo Sánchez
Masacran al jefe de investigación criminal ministerial, asesinan a joven estudiante de enfermería con una saña inaudita, matan a cuchillazos a taxista para asaltarlo, emboscan al jefe de la Policía local y muere uno de sus acompañantes, matan a disparos a joven señora, encuentran fosas con más de 30 cuerpos, casetas de peaje tomadas, todo eso y mucho más, tan solo en unos días.
¡Auxilio! ¡Sálvese quien pueda!
¿Y las placas, apá?
Las calles maltrechas de Sonora, y las buenas también, se han ido llenando mucho a mucho de autos “chuecos”, que, por lo general, no traen seguro contra daños a terceros, pero les sobra inexperiencia para manejar; de autos sin placas de ningún tipo y de autos con “placas” de la Etnia Yaqui, sin que nadie ponga orden al respecto. No entiendo por qué si el Gobierno necesita ingresos y la delincuencia pretextos, permiten esta situación. Es demasiado ya. Esto sin contar el ambulantaje avasallador que no paga impuestos.
No se trata de echar culpas a otros de todo lo malo que nos está pasando, solo de hablarlo y analizarlo para entre todos buscar soluciones, o, de plano terminar por acostumbrarnos al cogobierno del crimen organizado y la anarquía, y hacernos de la vista gorda, porque si al Prian le tomó 80 años acabar con el País, y a López Obrador 18 años para llegar al poder, ¿cuántos años o cuántas muertes necesitamos para que esto cambie para mejorar?
La respuesta está en el viento, diría Bob Dylan.