Un estudio científico realizó un sorprendente descubrimiento relacionado con la salud y el consumo regular de sardinas
Por: Luis Valenzuela
En un revelador estudio liderado por el Hospital Clínic de Barcelona, se ha demostrado que el consumo regular de sardinas en lata podría ser una estrategia efectiva para prevenir el desarrollo de la diabetes tipo 2 en pacientes mayores de 65 años con prediabetes.
La investigación se centró en la inclusión de 200 gramos semanales de sardinas en aceite de oliva en la dieta de este grupo de pacientes, cuyos niveles de glucemia en ayunas oscilaban entre 100-124 mg/dl. Los resultados, obtenidos tras comparar un grupo que siguió esta pauta dietética con otro que no lo hizo, revelaron que aquellos que consumieron las sardinas experimentaron una protección significativa contra el desarrollo de la enfermedad.
¿QUÉ HACE QUE LAS SARDINAS SEAN TAN BENEFICIOSAS?
La respuesta radica en su contenido excepcional de nutrientes, incluyendo vitaminas B12, A y D, selenio, yodo, fósforo, taurina y ácidos grasos omega-3. Estos elementos no solo son esenciales para la salud en general, sino que también actúan como protectores del sistema cardiovascular.
El calcio, otro componente fundamental presente en las sardinas, ha llevado a los médicos a recomendar consumirlas con su esqueleto, ya que es en este donde se encuentra este nutriente crucial.
El estudio prescribió una ingesta de 200 gramos semanales de sardinas en lata, aproximadamente dos unidades considerando que cada lata contiene alrededor de 120 gramos y entre 12 y 15 piezas. Además de prevenir la diabetes, se observaron beneficios adicionales en los participantes, como un aumento en los niveles de colesterol bueno (HDL), la mejora de las hormonas relacionadas con el metabolismo de la glucosa, y la reducción de los triglicéridos y la presión arterial.
¿SARDINAS FRESCAS O EN LATA?
Aunque las sardinas frescas son disponibles durante todo el año, el estudio destaca que entre julio y noviembre son más abundantes y poseen cualidades organolépticas superiores, así como un mayor contenido de grasa. Sin embargo, la versión en lata ofrece la conveniencia de evitar la preparación, siendo además una opción económica y fácilmente accesible en los supermercados.
Es crucial señalar que el envasado en lata no solo garantiza la practicidad, sino que también permite que las sardinas conserven una parte significativa de sus valiosos nutrientes. Aunque el material de las latas suele ser aluminio, se emite una advertencia sobre el posible revestimiento de bisfenol A, una sustancia considerada perjudicial para la salud. Por lo tanto, se recomienda la elección de latas que minimicen este riesgo y proporcionen todos los beneficios sin comprometer la salud.