Expertos en seguridad alimentaria advierten cuáles son los inconvenientes que podrían afectar la calidad de los alimentos
Por: Andrés Manuel Contreras Alaniz
Aunque es un hábito que muchos poseen y pese a que pueda parecer una solución práctica y rápida después de cocinar, guardar la comida en la olla dentro del refrigerador puede no ser la mejor idea.
Y es que expertos en seguridad alimentaria y conservación de alimentos advierten sobre varios inconvenientes que podrían afectar tanto la calidad de los alimentos como la durabilidad de la olla.
PROBLEMAS DE CONSERVACIÓN Y SABOR
- Falta de sellado hermético: Las ollas y sartenes, a diferencia de los recipientes diseñados para almacenamiento, no suelen tener tapas herméticas. Esto facilita la contaminación cruzada, permitiendo que los olores y sabores de otros alimentos en el refrigerador se transfieran a la comida almacenada en la olla. Además, la falta de un sello hermético crea un ambiente húmedo propicio para el crecimiento de bacterias como la Salmonella o la Listeria, que pueden causar enfermedades transmitidas por alimentos.
- Alteración del sabor: El contacto prolongado con el metal de la olla puede modificar el sabor de los alimentos, especialmente aquellos con ingredientes ácidos como el tomate, los cítricos o el vinagre. El metal puede reaccionar con los ácidos, generando un sabor metálico desagradable e incluso alterando el color y la textura de la comida.
- Deterioro de la olla: El almacenamiento prolongado de alimentos salados o ácidos puede corroer el metal de la olla, especialmente si es de aluminio o hierro fundido. La corrosión no solo reduce la vida útil de la olla, sino que también puede liberar partículas metálicas en los alimentos, lo cual puede ser perjudicial para la salud a largo plazo.
EL ALUMINIO EN LA COCINA
La mayoría de las ollas están hechas de aluminio, un material ligero, económico y eficiente para cocinar. Sin embargo, el aluminio es un metal reactivo que puede filtrarse en los alimentos en pequeñas cantidades, especialmente cuando se expone a altas temperaturas o a alimentos ácidos.
Aunque la cantidad de aluminio que se transfiere a los alimentos suele ser mínima y no representa un riesgo inmediato para la salud, se recomienda minimizar la exposición prolongada, especialmente en el caso de niños pequeños, mujeres embarazadas y personas con problemas renales.
RECOMENDACIONES
Para garantizar la seguridad alimentaria y prolongar la vida útil de tus ollas, es recomendable transferir las sobras a recipientes herméticos de vidrio o plástico, aptos para alimentos antes de refrigerarlas.
Estos recipientes no solo protegen los alimentos de la contaminación y la alteración del sabor, sino que también facilitan el apilamiento y la organización en el refrigerador.
Además, al reducir la exposición de los alimentos al aire, los recipientes herméticos ayudan a mantener su frescura y calidad por más tiempo.