Por: Eduardo Sánchez
En el contexto de la discusión de la iniciativa en el Senado de la República, el mandatario advirtió que no aceptará una reforma que no contribuya a resolver los problemas de seguridad en el país.
López Obrador decía no amenazar, pero advertía “dar a conocer su postura” si no aprobaban la reforma como él la presentó, así como difundir los nombres de los legisladores que votaron en contra y en favor (algo que es público). Mientras, en el Senado las bancadas de los diferentes grupos parlamentarios festinaban el acuerdo calificándolo como “histórico”.
Para López Obrador, la Guardia Nacional tendrá un proceso de formación “diferente”, leal y con una mística, por lo que insistió en el mando militar y en asegurar como dijo ayer, que será un cuerpo como el de los Cascos Azules, el Ejército de Paz de la Organización de las Naciones Unidas.
El Senado se ha planteado un período de cinco años de participación militar en el proyecto que se aprobará hoy, lo que López Obrador minimizó, diciendo que con los resultados que alcance le darán continuidad y subrayó “al menos que nos den el privilegio de la duda”.
La Guardia Nacional, por su composición con elementos de la Policía Militar y la Policía Naval, ha sido rechazada por organismos internacionales, organizaciones dedicadas a la defensa de los derechos humanos y analistas del sector, cuyas posturas hicieron suyas los legisladores de las bancadas de oposición.
El mandatario ha sostenido una serie de descalificaciones por la forma en que dichas oposiciones actuaron en administraciones pasadas, emanadas de sus partidos, especialmente luego de que las reformas que propuso fueron modificadas en la Cámara de Diputados, al urgir al Senado que el proyecto regresara a su redacción original.