Especialistas aseguran que la fórmula de una marca no cumple con los estándares médicos que marca la OMS para tratar casos graves de deshidratación
Por: Marcela Islas
En los últimos días, una nueva polémica puso en el centro de la conversación a Electrolit, la popular bebida de rehidratación.
El Partido Verde Ecologista de México (PVEM) presentó una iniciativa para que estas bebidas ya no tengan trato fiscal especial y paguen impuestos como cualquier refresco o bebida azucarada, dentro del Paquete Económico 2026.
Electrolit tiene registro sanitario como solución oral de rehidratación y por eso se le considera un medicamento. Esto le ha permitido no pagar ciertos impuestos.
Sin embargo, especialistas aseguran que su fórmula no cumple con los estándares médicos que marca la OMS para tratar casos graves de deshidratación.
ELECTROLITOS ¿BEBIDA O MEDICAMENTO?
La confusión sobre qué son realmente productos como Electrolit viene de su fórmula y de cómo se venden:
La OMS recomienda que un suero oral tenga 2.6 gramos de glucosa por cada 100 ml de líquido. Esta medida facilita la absorción de agua y sales minerales en casos médicos de deshidratación.
Electrolit contiene casi el doble: 5 gramos de azúcar por cada 100 ml. Esta diferencia puede dificultar la absorción en pacientes con deshidratación severa.
Por esta razón, Electrolit no es un sustituto de los sueros médicos que se usan en hospitales para tratar cuadros graves, como los provocados por diarreas o enfermedades gastrointestinales.
En cambio, está diseñado para rehidratar en situaciones leves o moderadas: después de hacer ejercicio, una fiesta con alcohol o un golpe de calor. Es decir, su consumo es más parecido al de una bebida funcional que al de un medicamento bajo supervisión médica.
REGULACIÓN FISCAL DE LOS ELECTROLITOS
El PVEM subraya que, al catalogarse como medicamento, estos productos han eludido el pago de impuestos como el IVA y el IEPS. Solo en 2025, sus ventas sumaron 17 mil millones de pesos, lo que representó una pérdida de más de 3 mil 400 millones en impuestos para el Estado.
Por ello, la iniciativa plantea modificar la Ley del IVA, la Ley del IEPS y la Ley General de Salud, para que estas bebidas paguen impuestos como cualquier refresco y cumplan con el etiquetado de advertencia sobre su contenido de azúcar.
De aprobarse, el gobierno tendría que demostrar que estas bebidas no cumplen con criterios de medicamento, sino que son productos recreativos o de hidratación cotidiana.
Con ello, podrían entrar al mismo régimen fiscal que los refrescos, siguiendo ejemplos de países como Reino Unido y Estados Unidos, donde las regulaciones se enfocan en el contenido de azúcar y no en la etiqueta de "medicamento".
El debate, en el fondo, no es solo sobre impuestos, sino sobre la delgada línea entre lo que se considera una bebida común y lo que se vende como medicamento.