Por: Eduardo Sánchez
Esa frase bíblica alcanza para el ser humano una profundidad no solamente en el aspecto físico sino en el espiritual.
Y hoy se celebra precisamente a los menores.
De muchos se dice que, aunque adultos, no han dejado de ser unos niños. Y eso, creo, es bueno porque de alguna manera permite pasar por esta vida con la inocencia, la alegría, el desparpajo propios de los primeros años.
Por eso, no nos caería mal recordar hoy el poema que Enrique Rambal hiciera famoso: ¿Qué es un niño?
“Entre la inocencia de la infancia
Y la edad de la madurez,
Encontramos una criatura
Encantadora llamada niño.
Los niños vienen en diferentes
Medidas, pesos y colores, pero
Todos tienen el mismo credo:
Disfrutar cada segundo de cada minuto,
De cada hora, de cada día
Y de protestar ruidosamente, su última arma,
Cuando el último minuto se termina y
Los padres lo meten a la cama”.
Otro párrafo los describe:
Un niño es la verdad con la cara sucia,
La belleza con una cortada en el dedo,
La sabiduría con el chicle en el pelo
Y la esperanza del futuro
Con una rana en el bolsillo”.
Es solamente una probadita de ese hermoso poema que mueve a quienes han sido padres o a quienes están a punto de serlo, a amar más a sus hijos, muchos de los cuales ya se han vuelto hombres pero no dejan de ser niños.
Hoy y siempre, disfrutemos a los niños y aprendamos a ser como niños.
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