Por: Redacción
Un día me aborda una mujer en una escuela después de una conferencia que impartí hace algunos años y me dice que su hijo de primaria tiene un terrible problema: es introvertido, llora mucho, no atiende en la escuela y no encuentra qué hacer con él.Me pareció curioso que de repente sólo llegara a contarme, pero ahí no paró, la señora continuó:
“Claro, ¿cómo no va a ser así mi pobre hijo?, todo es culpa de su padre”. Cabe aclarar que entre la palabra “su” y la palabra “padre” hubo otras tantas altisonantes y despectivas tratándolo de describir.
Lo curioso del caso, insisto, es que la señora buscaba una respuesta en dos minutos de charla.
Por curiosidad le pregunté la señora si aún vivía con el padre de su hijo y su respuesta fue contundente: “Dios me libre de ese mal hombre que nos engañó, nos abandonó y nos dejó por otra mujer” (aclaro: mismo caso en su lenguaje descriptivo y amplio) cabe aclarar que la repetición de la palabra “nos” es intencional, no un problema de redacción, ya que implica que involucra y transfiere el sentimiento a sus hijos incluyéndolos en una situación que lo más probable es que solo la incluía a ella.
Es curioso cómo muchas parejas hacen del DIVORCIO, no una solución a una relación en la que por la razón que sea no se entendieron y era mejor separarse, sino que lo convierten en una continuación del problema y hasta una guerra sin cuartel, porque siguen agrediéndose cuando se ven, por medios electrónicos, por teléfono, e incluso, a través de sus hijos.
Aclaro: antes de que alguien se asuste, no estoy a favor del divorcio ni lo promuevo, respeto profundamente a quien lo vea como una opción y a quienes no, pero definitivamente hay parejas que se causan tanto daño juntas, que definitivamente estar lejos es lo único factible.
Veo parejas que todos los días es discutir hasta por el detalle más insignificante, recordarse todo lo que pasó hace 20 años, al novio de la secundaria y que aún desea ver, la fiesta, el pasatiempo, los amigos, la familia, el vestido o la camisa coqueta, el like de la página de face a una frase chistosa pero misógina, el evento que no me llevaste, los amigos que no me presentaste, y puedo seguir con una lista interminable desde lo más simple hasta lo más complejo.
Si estás pensando en divorciarte, te recomiendo una terapia de pareja, para que cualquier decisión que tomes (seguir o parar el proceso) sea de la forma más sana posible para ti y para las personas que te rodean (hijos, padres, hermanos, suegros, cuñados).
El proceso de separación de una pareja no debe ser una huida, sino una solución que, aunque no me guste, a veces es necesaria y que de realizarse de forma civilizada puede ser liberadora.
Nadie nos ha enseñado cómo llevar una relación de pareja sana, feliz y continua, pero déjame y te platico que sí es posible. Hay talleres, grupos de apoyo emocional, terapia individual y de pareja, cursos, entre otras opciones, que pueden ayudarte a hacer de tu relación una mejor experiencia.
Te daré un consejo, siempre que empieces a hablar despectivamente de tu pareja o expareja, recuerda: 1. Es el padre o madre de tus hijos y cada palabra los lastimará profundamente porque ellos ven y esperan mamá y papá perfectos. 2. Cada insulto, te lo debes de atribuir al doble, porque tú lo o la elegiste como tu esposo o esposa, por lo que, al hablar mal de él o ella, habla peor de ti mismo. 3. Todo el daño que atribuyes que otra persona te hizo es porque tú lo permitiste, suena escandaloso, sí, pero reflexiónalo y verás que es verdad, ya que nada nos daña sino aquello a lo que nosotros damos pie. 4. Si la relación no funciona o no funcionó fue responsabilidad de ambos (ojo, responsabilidad, no culpa) ya que las parejas se conforman por dos personas y ambos viven en ella, contribuyen y reaccionan. 5. Nadie te quita nada, si tu pareja te fue infiel fue su decisión, no viene una mujer o un hombre sonsacador (a), debemos entender que quien se comprometió fue la pareja, la o el tercer en discordia es únicamente circunstancial.
La negociación en el matrimonio o en el divorcio debe ser centrado en el bien común, no en la venganza, resentimiento y dolor que este proceso conlleva, es difícil, mas no imposible, evaluarlo, ver pros y contras, pero, sobre todo, entender que las personas no somos propiedades a pelear, ni cosas que conservar. Si ya tomaste la decisión, que de verdad dé fin a las agresiones, a los señalamientos y recriminaciones, sobre todo aquellas que se dan frente a los hijos. Estar solo no es una desgracia, si buscas, encontrarás que puede ser una oportunidad para ser mejor.
Sígueme leyendo, me gustaría saber tu opinión, comentarios, dudas. Escríbeme a mi correo mvm780120@hotmail.com