Día de muertos: ¿qué pasa si no pones ofrenda? Esto dice la tradición

Muchos de los mexicanos tienen la costumbre en esta festividad hacer un altar decorado con elementos significativos para recordar a sus seres queridos

Por: Jhoanna Ontiveros Peraza

Con la llegada de noviembre, México se prepara para una de sus festividades más esperadas, el Día de Muertos, que se celebra el 1 y 2 de noviembre. Esta conmemoración, que combina elementos de la fe católica y tradiciones prehispánicas, honra a los difuntos, brindándoles la oportunidad de regresar a visitar a sus seres queridos.

La ofrenda, un altar decorado con elementos significativos, es el corazón de esta tradición. En él se colocan pan de muerto, agua, flores de cempasúchil, calaveritas de azúcar, incienso, papel picado, fotografías y los platillos y bebidas que disfrutaban en vida. La flor de cempasúchil, con su vibrante color y su aroma, guía a las almas de los difuntos de regreso a la tierra, donde se espera que encuentren consuelo y amor.

¿QUÉ SUCEDE SI NO SE COLOCA UNA OFRENDA?

La ausencia de este ritual puede interpretarse como una falta de conexión con los ancestros. Para muchos, no poner una ofrenda implica que las almas de los seres queridos no pueden regresar a visitar a sus familias, lo que puede generar un sentimiento de tristeza y desconexión en el entorno familiar.

Aunque el Día de Muertos se celebra el 1 y 2 de noviembre, diversas comunidades han ampliado la conmemoración para incluir a otros seres queridos.

Este es el calendario de las fechas clave:

  • 27 de octubre: Mascotas y fallecidos de forma violenta.
  • 28 de octubre: Fallecidos por suicidio.
  • 29 de octubre: Personas que murieron ahogados.
  • 30 de octubre: Víctimas de algún accidente.
  • 31 de octubre: A las 00:00 horas se despide a los difuntos anteriores y se da la bienvenida a los niños.
  • 1 de noviembre: Día de Todos los Santos, cuando las almas visitan las ofrendas.
  • 2 de noviembre: Visita a los difuntos en los panteones.

Así, el Día de Muertos se convierte en una celebración rica en simbolismo, donde el dolor y la alegría coexisten, recordando que, aunque la muerte es parte de la vida, el amor por nuestros difuntos perdura eternamente.