Las mitologías son parte vital para todos los países así como estados del mundo, y en esta ocasión daremos un repaso por una ciudad de México
Por: Brayam Chávez
Chulinche y la india chichimeca es una leyenda nacida en la ciudad de Aguascalientes, la cual se hizo popular a lo largo de los años antes de que la ciudad fuera una villa
¿QUÉ RELATA LA HISTORIA?
La leyenda cuenta que antes de que la ciudad de Aguascalientes se transformara en una villa, una familia chichimeca residía cerca del actual Jardín Zaragoza, en un diminuto jacal. La pareja de jóvenes maridos tenía una pequeña de nueve años; la niña era muy hermosa y de excelente personalidad.
Como grandes sacerdotes que eran, los progenitores veneraban al dios de los mercados, mientras que la niña era fiel a Chulinche, un dios ciego. Todos estaban muy contentos hasta que los padres fallecieron. Cuando la chica quedó sin hogar, el dios al que ella rendía culto le envió a un emisario para cuidarla.
Sin embargo, la chica era tan frívola, coqueta y desorientada, y su vida no era precisamente un reflejo de una conducta adecuada. Por lo tanto, Chulinche se le presentó y le cuestionó sus aspiraciones, que lo que deseaba se le concedería hasta el día de su fallecimiento; sin embargo, el cerebro de la joven no estaba muy bien, se desvariaba y parecía algo loca.
UNA DIOSA BONDADOSA
En un instante específico, Chulinche se percató de la mujer y solicitó el apoyo de otros dioses para que la asistieran en la curación de la india chichimeca. De esta manera, la joven fue sanada por el poder divino, con la condición de que habitara en todo el territorio en el que residía.
Así, la chica se dirigió hacia un adoratorio que tenía en su jacal, donde conservaba un libro que relataba eventos significativos y enigmáticos; Sin embargo, Chulinche le alertó que todavía no era el momento apropiado para habitar en la región, a lo que la hermosa india contestó que mientras más rápido cumpliera con lo solicitado por los dioses, mejor. El dios le repitió que esperara. Entre tanto, la joven continuaba redactando en su libro su plan de población. Al concluir, le comunicó a Chulinche que debía comenzar, el dios accedió, y la joven comenzó a crear figuras de barro que repartió y les insufló vida con su aliento.
Los humanos creados por la chica la amaban mucho debido a su bondad hacia ellos, la consideraban una diosa y le proporcionaban miel y leche. Cuando falleció, se le brindaron novenarios y ayunos donde solo consumían queso y miel, y se clavaban espinas de maguey en las rodillas.
Poco más tarde, los habitantes de Aguascalientes le nombraron una calle, situada al final de la Calle Juárez de la ciudad actual.