Se busca busca fomentar hábitos alimenticios más saludables que contribuyan a la prevención de enfermedades como la obesidad y la diabetes
Por: César Omar Leyva
La reforma a la Ley General de Educación, aprobada en diciembre de 2023, marcó un cambio significativo en la alimentación de los estudiantes al prohibir la venta de comida chatarra en las escuelas públicas de todos los niveles. Esta medida surgió como respuesta a la creciente preocupación sobre la salud de los niños y adolescentes, y busca fomentar hábitos alimenticios más saludables que contribuyan a la prevención de enfermedades como la obesidad y la diabetes.
¿QUÉ ALIMENTOS ESTÁN PROHIBIDOS?
La lista de alimentos que ya no podrán ser vendidos en las escuelas es extensa. Entre ellos se incluyen:
- Comidas típicas: chilaquiles, quesadillas, tacos (incluidos los de canasta y dorados).
- Botanas y frituras: cacahuates, pastelitos, galletas, donas, dulces y gomitas.
- Bebidas: leche y yogur de sabor, gelatinas, flanes, helados, jugos y néctares.
- Cereales: aquellos que contienen azúcar y productos con etiquetado frontal de advertencia, como pizzas, hotdogs y hamburguesas.
- Postres: incluidas preparaciones caseras con alto contenido calórico.
El objetivo de estas prohibiciones es claro: reducir la exposición de los estudiantes a alimentos poco saludables y promover una alimentación equilibrada.
ALTERNATIVAS SALUDABLES
A cambio de los alimentos prohibidos, se promueve la venta de opciones más saludables, tales como:
- Lácteos: leche descremada.
- Frutas y verduras: frescas y en porciones adecuadas.
- Cereales integrales: como amaranto y avena, sin azúcar añadida.
- Leguminosas y otros alimentos de origen animal.
Además, las nuevas regulaciones establecen que en la preparación de alimentos y bebidas no alcohólicas no se debe añadir azúcar o sal. Esto también tiene que aplicar a cooperativas, comedores y máquinas expendedoras dentro de las escuelas.
IMPACTO EN PROVEEDORES Y COMERCIANTES
La implementación de esta reforma también está afectará a los proveedores y comerciantes que abastecen a las escuelas. Se anticipa un incremento en los precios de los productos permitidos, ya que no se pueden utilizar ingredientes que lleven etiquetas de advertencia. Las organizaciones comerciales han expresado su descontento, indicando que la consulta pública sobre esta decisión fue inadecuada al realizarse en solo un día, en lugar de los 20 días que estipula la ley.
PROCESO DE IMPLEMENTACIÓN
La Comisión Nacional de Mejora Regulatoria (Conamer) fue la encargada de revisar el anteproyecto de lineamientos que regulará la preparación, distribución y venta de alimentos en las escuelas. Una vez aprobados, las escuelas tuvieron un periodo de 180 días (seis meses) para ajustar sus menús y adaptarse a las nuevas regulaciones.
Sin embargo, algunos representantes del sector educativo y comercial plantearon inquietudes sobre cómo se debe aplica esta prohibición en instituciones de educación superior, donde los estudiantes son mayores de 18 años. También han solicitado que se realice una consulta pública más amplia para considerar los impactos de esta reforma.
La prohibición de comida chatarra en las escuelas es un paso importante hacia la promoción de una alimentación más saludable entre los estudiantes. Aunque existen preocupaciones y desafíos en su implementación, el enfoque en la salud y el bienestar de los jóvenes es un objetivo primordial que puede tener un impacto positivo a largo plazo. La colaboración entre el gobierno, las escuelas y los proveedores es esencial para asegurar el éxito de estas nuevas normativas y fomentar un cambio cultural hacia hábitos alimenticios más saludables.