Por: Redacción
Ante los recientes brotes de sarampión en Estados Unidos, Venezuela y países de Europa y Asia, se corre el riesgo de que llegue alguien infectado al país y tenga contacto con población infantil que no fue vacunada en 2018, advirtió Rodrigo Romero Feregrino, secretario de la Asociación Mexicana de Vacunología.“Así es como inicia una de estas situaciones. El sarampión es una de las enfermedades más contagiosas. Aquí el problema es que ahora tenemos una población protegida y una población no protegida”, explicó.
De acuerdo con la Secretaría de Salud (SSA), en 2018 al menos 776 mil niños se quedaron sin vacuna contra el sarampión por una falla del proveedor.
El experto estimó que, según los datos de la SSA, hasta una cuarta parte de los niños que deberían de haber recibido la vacuna en 2018 no lo recibieron.
Precisó que en los países donde recientemente se han registrado brotes, el 90 por ciento de los enfermos no estaba vacunado, y que el último brote de sarampión en el país sucedió en los 90 con altas cifras de defunción.
Por su parte, Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, detalló que el número de infecciones secundarias que en promedio puede causar una persona con sarampión es de 20 a 35.
“Compárese con (el número de infecciones secundarias) de la influenza que es de 1.5 a 3”, puntualizó.
Sin embargo, Jorge Alcocer Varela, secretario de Salud, descartó la necesidad de emitir una alerta sanitaria por un posible brote de sarampión originada por el desabasto de vacuna que se presentó desde la administración anterior.
A decir suyo, se está llevando a cabo una evaluación de riesgos.
“Esto nos va a dar un panorama que nos permita detectar las zonas de riesgo, cuál es su posible magnitud de este riesgo y las acciones inmediatas a seguir”, expresó.
Las complicaciones pueden ser graves en todos los grupos de edad, pero tienen más riesgo de padecerlas los menores de 5 años y los mayores de 20.
Existe un riesgo del 10 por ciento de sufrir infecciones de oído que pueden causar pérdida de audición.
Algunas personas pueden sufrir complicaciones graves como neumonía o encefalitis (ambas causas de muerte) y convulsiones, además de que los menores pueden quedar sordos o con retraso mental.