Se trata de ejemplares grandísimos pero inofensivos para el ser humano los cuales, para variar, fueron vistos a pocos metros de la orilla...
Por: Gerardo Armenta
Primero fueron tiburones a secas. “normales”, podría decirse. Pero después aparecieron los denominados tiburones ballena, llamados así por obvias y entendibles razones. Pero más allá del nombre, impresiona precisamente su tamaño: 18 metros de largo. Pesan la friolera de 20 toneladas. Qué barbaridad. Sin embargo, lo que también llama la atención es que, a pesar de estas características corporales o físicas, no hacen daño. Es decir, no atacan al ser humano, el cual puede acercárseles como si nada. (A ver quién se anima).
La descripción anterior la tomamos de la nota informativa (firmada por Sebastián Moreno en Diario del Yaqui) que dio cuenta de la aparición reciente de tres ejemplares de tiburón ballena en la playa de Bahía de Kino. En realidad, por supuesto, se trata de ejemplares grandísimos pero inofensivos para el ser humano los cuales, para variar, fueron vistos a pocos metros de la orilla, lo que debió significar una fuerte impresión para quienes los percibieron.
Procede También anotar que la de los tiburones ballena es una especie en peligro de extinción, motivo por el cual está al amparo de las leyes ambientales vigentes. Qué bueno que tal especie disponga de una pertinente protección. Mientras tanto, en el sur de la entidad se ha tranquilizado un tanto la comprensible psicosis reciente desatada por la aparición y ataques de tiburones en aguas de la región, incluso con pesar luctuoso. Sin embargo, lo cierto también es que nunca quedó claro del todo porqué casi de pronto se desató en latitudes sureñas una impresionante aparición de escualos.
La opinión pública sabe muy bien todo lo que significó esa etapa en cuanto a temor y pesar. ´Por fortuna, parecería que las cosas para los pescadores de la región se han normalizado en su quehacer, pero no sin antes de llegar al extremo de entrar al agua protegidos con jaulas metálicas. Ciertamente, ante la difícil situación imperante, se debieron idear medidas de protección como la de las jaulas. Pero no puede olvidarse el clima de miedo justificado que causó en el litoral sueño la inaudita o insólita aparición de tiburones prácticamente a la vista inmediata.
Mientras tanto, y en otro género de asuntos, quizá tenga sentido formular una pregunta como la siguiente: ¿qué haría usted si de repente le dijeran que se ha convertido en el feliz ganador de un premio equivalente a 108 millones 700 mil 903 pesos con 12 centavos? Caben varias respuestas: desde el riesgo de que por la emoción respectiva surja una fatal emoción cardiaca, hasta experimentar el principio de una alegre paranoia. En serio: la verdad es que al respecto cabrían todas las reacciones que se quiera imaginar con el predominio justificado de todas aquellas que se hermanan con la súbita felicidad.
El caso es que un sonorense ganó un reciente sorteo de los llamados Revancha Melate. De este afortunado o suertudo personaje se desconoce su nombre por obvias razones, lo cual en circunstancias parecidas siempre sucede así. Pero hoy más que nunca, por obvias razones, se antoja recomendable proceder de esa manera con la guarda del anonimato. Así se confirma, una vez más, que no sólo en las novelas o las películas es posible protagonizar episodios existenciales que no ocurren todos los días.
Cerremos con un tema de carácter político. Este tiene que ver con una queja de Jorge Álvarez Máynez ante concesionarios de radio y televisión que, según él, no cubren sus actividades de campaña electoral como lo hacen con sus adversarios. El candidato presidencial de Movimiento Ciudadano dijo que no pide que hablen bien de él, sino que le permitan un acceso equitativo para informar a la ciudadanía de lo que él propone.
Una petición razonable y hasta pertinente, sin duda, que ojalá le sea atendida a Máynez. Pero también en su cuente personal de X arremetió contra una serie de personajes. Criticó a Carlos Alazraki porque el canal “Atypical”, propiedad de este empresario, “se trata de mi”, dijo Máynez. Acusó al payaso Brozo de que siempre le dedica su programa y cargó contra los dirigentes de los partidos políticos que le pidieron que declinara en favor de Xóchitl Gálvez.
Máynez consideró al respecto que el priísta Alejandro Moreno Cárdenas, a quien llamó “Alito”, sólo habla de él, en tanto que el panista Marko Cortez se lanza en su contra. Sobre Xóchitl Gálvez dijo que también hace lo mismo. Por eso lanzó una pregunta: “¿Hay un mejor síntoma de que ya los rebasamos?” Es casi seguro que las cosas al respecto no son como las pinta Máynez. Al contrario, en su actitud se advierte algo así como una reacción quizá un tanto desesperada. Olvida, por lo visto, que está participando en una campaña electoral y no precisamente por un cargo menor, sino por el más importante de todos los que hay en el esquema político y administrativo del país.
Quizá no sea propio o creíble decirlo, pero cabría pensar que la actitud de Máynez deriva de saber cómo terminarán las cosas en la contienda de la que hoy es uno de tres protagonistas. Al tenor de una crudeza política o electoral objetiva, se pensaría que, a pesar de todo, al abanderado de MC no le ha ido del todo mal en la justa que está inscrito. Simplemente ya lo conoce un mayor número de mexicanos. Y eso no ha de ser desdeñable…